El gobierno de la Segunda República quiso vender las islas Baleares a la Italia de Mussolini para que dejasen de ayudar a Franco durante la guerra civil. O ese es el clickbait al que se puede caer por el título de un libro y de varios artículos en Internet. Sí amigos, hasta yo pensaba que esta historia tendría más sustancia y por eso se lo propuse a los mecenas de Patreon y miembros de YouTube, pero luego al investigar me he encontrado con la sorpresa de que es un tema que se ha exagerado y distorsionado. Soy David Cot, presentador de Memorias Hispánicas, y en este episodio desentrañaré qué ocurrió en realidad y qué ambiciones tenía Mussolini en relación con las islas Baleares.

El interés italiano por las islas Baleares

El interés italiano por las Baleares se detecta sobre todo desde 1929, cuando su armada visitó puertos de las islas, organizaron cruceros con turistas italianos, realizaron ejercicios militares con hidroaviones en Pollensa, y el 15 de septiembre 1.000 fascistas, incluyendo dos hijos de Mussolini, desfilaron en Palma en visita oficial. Estos movimientos inquietaron a algunos sectores de la opinión pública española. Con la llegada de la Segunda República, la preocupación de la Italia fascista incrementó porque temía la alianza entre España y Francia, y veía el valor estratégico de las Baleares por su posición.

Si pasaban a ser italianas, le permitirían bloquear el envío de tropas de las colonias africanas francesas a Europa, que suponían un tercio del total de la fuerza militar de Francia. Esa fue una de las razones del apoyo de Mussolini a los golpistas monárquicos españoles. Además, el líder fascista italiano ambicionaba dominar el Mediterráneo, siguiendo el ejemplo del Mare Nostrum del Imperio romano, del que se consideraba heredero. En verano de 1932, en la preparación del golpe de Sanjurjo, los italianos hicieron ejercicios navales para ensayar la ocupación del archipiélago en caso de guerra con Francia.

Los italianos en Mallorca durante la guerra civil

Fracasada la intentona de Sanjurjo, Mussolini siguió interesado en ayudar a los golpistas españoles y Italia fue el gran apoyo exterior que ganaron antes de la sublevación del 18 de julio de 1936. Al producirse el golpe, Mallorca, Ibiza y Formentera quedaron en control sublevado, mientras que Menorca se mantuvo fiel a la República. Eso ponía a los golpistas isleños en apuros, porque estaban rodeados por el oeste, norte y este de territorios leales a la República.

Desde Cataluña se organizó rápidamente una expedición con milicianos anarquistas, republicanos y catalanistas para retomar el archipiélago. Conquistaron Ibiza y Formentera y desembarcaron en Mallorca, pero desde el gobierno central no enviaron material bélico para reforzarlos y, en cuanto se pusieron un poco mal las cosas, ordenaron la retirada. El 27 de agosto Indalecio Prieto firmaba este artículo en el diario Informaciones, hablando de la necesidad de un mando único que dirigiera la guerra y la prioridad de otros frentes:

“A efectos del más pronto aplastamiento del fascismo, de la conquista de cualquier provincia española vale de momento muchísimo más que la toma de Mallorca, Por una razón muy sencilla: porque aquí la rebelión puede propagarse si nuestras defensas se debilitan, y en Mallorca no. Allí había de quedar aislada.” Esto era un gran error. No vio el valor estratégico de las islas que todos los demás veían, fuera Franco, los italianos, británicos, franceses o alemanes. El fracaso en recuperar Mallorca tuvo consecuencias nefastas para las líneas de suministro y la seguridad de las zonas bajo control de la República.

La intervención italiana fue decisiva para derrotar a los milicianos de Cataluña. El militar encargado de la defensa de Mallorca pidió ayuda al mallorquín y hombre más rico de España, Juan March, para conseguir la ayuda de Italia. Entre los argumentos empleados para convencer al líder fascista estaba el decir que el Frente Popular francés había ordenado la ofensiva catalana sobre Baleares. Pero más importante que eso, Mussolini quería dinero contante y sonante en un momento en que parecía más probable que los golpistas fueran a perder, y así los sublevados organizaron una recolecta de donaciones, requisas y la apropiación del oro de la sede del Banco de España, y además Juan March y Manuel Salas, los hombres más ricos de la isla, hicieron una sustanciosa aportación.

Juan March pidiendo más tropas a Mussolini. La Traca, 14 de julio de 1937
Juan March pidiendo más tropas a Mussolini. La Traca, 14 de julio de 1937

Así pagaron por baterías antiaéreas, hidroaviones y cazas italianos que lograron dominar el cielo, y con su ayuda los sublevados recuperaron el control total de Mallorca, Ibiza y Formentera. El delegado de la CNT en Mallorca fue el que, tras lograr esconderse durante los primeros meses de la guerra y escapar a Barcelona, denunció en un libro que Mallorca se había convertido en un feudo fascista de Mussolini. Camilo Berneri, italiano que participó en una columna anarquista de la guerra civil, también denunció en un libro el plan de su país para conquistar Baleares, en base a unos documentos requisados en el consulado de Barcelona en julio de 1936.

Realmente es exagerado hablar como si Mallorca se hubiera convertido en una colonia italiana, porque en última instancia las decisiones políticas recaían en las autoridades locales. Sin embargo, es verdad que la influencia italiana fue enorme, especialmente entre septiembre y noviembre de 1936. Crearon y ampliaron aeródromos para realizar las escalas técnicas de la aviación italiana destinada a la península ibérica. Los italianos crearon la Aviación Legionaria de Baleares, que crecería hasta tener 74 aparatos de aviación entre hidroaviones, cazas y bombarderos.

Mallorca actuaba como un gran portaviones desde el que atacar barcos republicanos o los que llevaban suministros de la Unión Soviética, derribar aviones y hacer bombardeos en la zona republicana para hundir la moral. Por eso fue un gran error estratégico que la República no recuperara las Baleares. Los militares italianos residieron en los aeródromos y en seis hoteles de Palma, y su tiempo libre lo pasaban viviendo la buena vida haciendo excursiones, fiestas y pasándoselo bien con mujeres mallorquinas.

Bombardeos de la Aviación Legionaria de Baleares italiana en 1938
Bombardeos de la Aviación Legionaria de Baleares italiana en 1938

La dependencia comercial de Mallorca, Ibiza y Formentera respecto a Italia fue total, y a cambio los italianos obtenían oro. Barcos y submarinos italianos frecuentaban sin problemas los puertos del archipiélago, sin que los observadores internacionales del Comité de No Intervención hicieran nada, porque sabían que estaban allí para hacer el paripé. Los desfiles y celebraciones fascistas fueron recurrentes, se cantaba y tocaba en todos los pueblos e iglesias la Giovinezza, el himno fascista italiano, y la bandera de la Italia de Mussolini ondeaba junto a la española.

Mussolini ordenó crear una gran Casa de Italia con una escuela de lengua italiana y libros, revistas y periódicos de Italia. La influencia italiana era tal que a finales de octubre de 1936 el gobernador civil de Mallorca ordenó que se dieran clases de italiano en todas las escuelas, aunque su asistencia era voluntaria y no sé hasta qué punto este proyecto se llevó a la práctica. La sociedad de las Baleares era muy cerrada y de derechas, fue uno de los pocos lugares de España donde triunfaron las derechas en las elecciones de febrero de 1936, pero aun así el intento italiano de fascistización profunda de Mallorca fracasó.

En el acuerdo secreto firmado entre el gobierno de Burgos y el italiano, Franco mostró su preocupación por las intenciones imperialistas de Mussolini en Baleares. “El Gobierno fascista prometerá en el futuro al Gobierno español su apoyo y su ayuda para la conservación de la independencia y la integridad de España, incluidos tanto su territorio metropolitano como sus colonias. En lo relativo al Mediterráneo occidental, «se prestarán apoyo en la defensa efectiva de sus intereses comunes».”

El 18 de diciembre un confiado Mussolini anunciaba ante el Gran Consejo Fascista que las Baleares estaban a su alcance, pero un oficial italiano reconocía en enero de 1937 que habían perdido la excepcional influencia en asuntos internos de Mallorca que habían gozado en los meses anteriores. Los desmanes de algunos italianos con la represión y la presión de Franco para que rebajasen su propaganda hicieron que el gobierno de Mussolini tuviera que rebajar sus expectativas y pasar a un plan B de infiltración económica y social más sutil.

La República, desesperada. Negociación con Italia y Alemania

Dudo que el gobierno de la República conociera todo esto que estaba ocurriendo, pero fue en este contexto cuando se produjo el tanteo para negociar la salida de Alemania e Italia de la guerra de España. Antes de eso el gobierno republicano trató de comprar la intervención de Francia y Reino Unido con la cesión del Marruecos español o la creación de bases militares extranjeras en Baleares. Sin embargo, el gobierno conservador británico no se mostró interesado y seguía manteniendo su postura de falsa neutralidad favorable a las potencias fascistas.

El gobierno frentepopulista francés se excusaba con que habían garantizado a Alemania que no intervendrían en la zona marroquí española. Resultando fallida esta vía, en enero de 1937 Luis Araquistáin, socialista que era embajador de España en Francia, envió una carta al entonces presidente del gobierno, Francisco Largo Caballero. Afirmaba que la única solución era comprar la no intervención de los países fascistas, viendo que las democracias liberales no intervenían a su favor y que la ayuda de la Unión Soviética era insuficiente.

La cuestión pasó por el Consejo de Ministros y Largo Caballero aprobó los contactos a principios de marzo, después de que cayese Málaga en manos sublevadas gracias a la decisiva intervención italiana. Araquistáin contactó con el embajador italiano en Reino Unido para que agentes suyos se reunieran en Mónaco. El socialista empleó como representante a José Chapiro, un judío ucraniano que hablaba perfecto español y entró en los círculos socialistas del Madrid republicano. El embajador lo había contratado como espía con el nombre en clave Schulmeister.

El conde Rossi junto a militares españoles dando un mitín en Mallorca
El conde Rossi junto a militares españoles dando un mitín en Mallorca

En la reunión, el fascista italiano con el que se encontró Chapiro le expuso que a Mussolini no le interesaba un acuerdo meramente económico para salirse de la guerra. Le interesaba poder obtener una o dos bases aéreas en Baleares y permitir la migración de 150 o 200.000 italianos, la mitad para la península y la otra mitad para las Baleares, con lo que uno de cada cinco residentes sería italiano. Chapiro objetó que sería muy complicado satisfacer tal demanda por la dificultad de absorber la llegada de mucha población de golpe y por la oposición de Francia y Reino Unido.

Pero el italiano respondió que su gobierno estaba decidido en adquirir las Baleares comprando grandes extensiones agrícolas para instalar italianos, como estaban haciendo en Túnez. No les interesaba el Marruecos español porque hacía frontera con Francia. El agente italiano también ponía como demandas un tratado de libre comercio durante veinticinco años para determinados productos, y 100 millones de dólares pagados en un plazo máximo de año y medio, pero dejando claro que la condición irrenunciable para que Mussolini dejase de apoyar a Franco era Baleares.

Araquistáin escribió un informe para Largo Caballero y expresó que la migración de italianos y la cesión de bases de Baleares eran las condiciones más difíciles e inaceptables, pero veía como una buena señal que parecieran querer negociar. Posteriormente el agente Schulmeister se reunió con el embajador de Italia en Reino Unido, que reconoció que habían surgido obstáculos por parte de una potencia. Sin duda estaba hablando de los británicos, cuyos servicios de inteligencia estaban al tanto de la infiltración italiana en el archipiélago y presionaron a Mussolini hasta el punto de que tuvo que negar públicamente su interés por las islas españolas.

Chapiro también se encargó de negociar con Alemania a través del presidente del Reichsbank, con dos reuniones en marzo y abril de 1937. El director del Reichsbank se mostraba abierto a llegar a un acuerdo económico para poner fin a la intervención alemana, mientras que otros dirigentes de la Alemania nazi se oponían. Los alemanes exigían un documento oficial del gobierno de la República para ver que iban en serio, pero Araquistáin no quería darles una prueba que podría filtrarse y perjudicar seriamente a su causa ante la opinión pública española e internacional antifascista. Las conversaciones quedaron atascadas.

Al gobierno de Francisco Largo Caballero le faltó tiempo para que las negociaciones con Italia y Alemania fructificaran debido a la destitución del presidente socialista en mayo de 1937. Entre los argumentos que usó Largo Caballero para tratar de convencer al presidente de la República, Manuel Azaña, de que debía permanecer en el cargo estaban estas negociaciones, pero Azaña tiró pa’lante y puso al frente del gobierno a Juan Negrín. Sustituyeron a Araquistáin como embajador en París y el nuevo diplomático paralizó las negociaciones y despidió al agente Schulmeister.

Negrín consideraba que Italia no se retiraría de la guerra de España hasta la victoria final, porque otra cosa sería difícil de vender a la opinión pública y se vería como una derrota y pérdida de credibilidad ante aliados presentes y futuros. Las posibilidades de que las negociaciones prosperasen eran muy bajas, tanto por razones internas de los respectivos países como por las presiones de Reino Unido y Francia. Además, la humillante derrota italiana en la batalla de Guadalajara y el bombardeo alemán de Gernika hicieron muy difícil continuar las conversaciones. Y esta básicamente es toda la historia, con la que se ha hecho una montaña de un grano de arena.

Sensacionalismo acerca de si la República quiso vender Baleares a Mussolini

Entre enero y abril de 1937 hubo unos tanteos diplomáticos con Italia y Alemania para que dejasen de apoyar a Franco, ante la desesperación de la República por su falta de aliados, pero fueron eso, tanteos que no llegaron ni siquiera a negociaciones formales. Vivimos en una época donde la gente se queda con el titular, y creo que este ha sido el problema con esta historia con la que se ha creado un relato empleando unas palabras que no se corresponden con la realidad de las fuentes primarias que se conservan.

Los titulares hablan de que la República quiso vender, planeó vender, o hasta vendió Mallorca o las Baleares. Pero si nos vamos a lo que sabemos de las conversaciones del agente José Chapiro, en los informes solamente se habla de que los italianos pedían una o dos bases aéreas en Baleares y poder comprar extensas propiedades agrícolas para enviar a miles de sus ciudadanos a las islas, en un número significativo que básicamente sería una quinta columna, pero en ningún caso se hablaba de ceder la soberanía de las islas Baleares.

Araquistáin informa a Largo Caballero sobre las demandas que plantea la Italia de Mussolini
Araquistáin informa a Largo Caballero sobre las demandas que plantea la Italia de Mussolini

Esto ni lo pedían los italianos, ni mucho menos lo ofreció el gobierno de la República, que es lo que sugieren los titulares que se hacen sobre el tema. La moneda de cambio que quería usar el gobierno, fuera con las democracias occidentales o fuera con el Eje, era el Marruecos español, que ya deberían haberlo cedido en abril de 1931 y nos habríamos ahorrado los problemas de después. O sea, la República se planteaba ceder una colonia española, no una parte integral de España.

Aparte de por sensacionalismo mediático y editorial y de por ser munición en contra de la República, creo que este relato que se ha construido se puede deber a un error de interpretación del pensamiento de la época. Una de las evidencias que se usan es una carta de la anarquista Federica Montseny de 1950, que respondía esto al ser preguntada por el historiador Burnett Bolloten sobre si pensaron ceder el Marruecos español:

“En aquellos días hubo varias iniciativas dirigidas a buscar soluciones diplomáticas al problema español, a cuál más peligrosa y osada, de las que no se hizo estado en acta ni en nota alguna —incluso una tendiente a iniciar diálogo con el propio Hitler, cediéndole las Baleares o las Canarias, a cambio del cese de toda ayuda a Franco.” A los alemanes Baleares no les interesaba, pues sabían el interés de su aliado Mussolini en ellas, pero sí les interesaban las Canarias, como demostraron incluso después al negociar con Franco en 1940.

Pero en esta carta o Federica se refería a unas ideas y ofertas que no se han podido corroborar ni en archivos españoles ni en alemanes, o aquí está empleando la palabra cesión de un modo diferente al que entendemos actualmente. Alberto Bayo, el que dirigió la expedición republicana a Mallorca, publicó un libro en 1944 en el que denunciaba que Indalecio Prieto trató de entregar España a los ingleses. Se expresaba de esta forma tan contundente porque en 1938 el entonces ministro de Defensa ofreció a los británicos el uso de las bases navales de Cartagena, Mahón y Vigo cuando las necesitasen a cambio de su intervención militar.

Informe sobre la propuesta de cesión de Cartagena y Mahón al Reino Unido. 1 de marzo de 1938
Informe sobre la propuesta de cesión de Cartagena y Mahón al Reino Unido. 1 de marzo de 1938

Eso lo veía como una terrible traición y afirmaba que todos los republicanos preferían una España esclavizada por Franco antes que ceder bases militares a una potencia extranjera, pues decía que ocurriría como Gibraltar y que a los ingleses no se les podría sacar de allí. Un informe de inteligencia que el exministro de Justicia y dirigente del PNV Manuel de Irujo pasó a los británicos, contenía esta información sacada de un informador del Gran Consejo Fascista: “Los directores de las escuelas han sido advertidos de que, a partir de 1939, la enseñanza desde los trece años estará basada en la afirmación de que el imperio italiano engloba totalmente las Islas Baleares que se dicen conquistadas en 1936 señalando esta fecha con la de un año después de la victoria en África.

La Marina italiana ha hecho todos los preparativos necesarios para una ocupación prolongada en la región de Palma: dos cuarteles, dos calles de pabellones particulares con pequeñas familias, 42 cuadras, 2320 hectáreas de campo de cultivo, unas 120 propiedades agrícolas, 16 conducciones de agua, 14 fuentes; todo lo cual significa no una ocupación transitoria, sino una posición prolongada.” Es decir, con esta mentalidad común en aquel entonces se pueden entender las palabras de Federica Montseny al hablar de cesión de un territorio como algo que se podía aplicar a la cesión del uso de bases militares.

Si ya sería un disparate afirmar que Franco cedió la soberanía de la provincia de Cádiz porque acordó que los estadounidenses creasen una base militar allí, más erróneo sería decir que la República quiso ceder o vender las Baleares a la Italia de Mussolini porque los italianos pidieron bases aéreas. Mussolini les dijo a los alemanes que esperaba que Mallorca seguiría siendo una base italiana si estallara la guerra con Francia, para que, y cito palabras textuales, “ni un solo negro podrá ir de África a Francia por la ruta mediterránea.”

Durante la Segunda Guerra Mundial y en concreto los primeros años victoriosos para el Eje, aviones, barcos y submarinos italianos hacían reparaciones y paradas para reabastecerse en puertos y aeródromos no solo de Baleares sino de toda España, en violación de la teórica neutralidad del país. Pero las ambiciones de Mussolini en Baleares no se cumplieron, y no pudo establecer una presencia militar permanente, ni colonizarla de forma legal con italianos. Su proyecto para el archipiélago era una quimera, y más cuando había aupado en el poder a un gobierno nacionalista español.

Outro

¿Qué opinas sobre cómo se ha distorsionado este tema? ¿Si la República de verdad hubiera cedido las Baleares a Italia, habría perdido Franco la guerra? ¿O si la hubiera ganado igual, los aliados se habrían visto más forzados a intervenir en España en contra de Franco? Déjame tus reflexiones en los comentarios. Y ya sabes, si eres nuevo suscríbete y sigue el programa en redes o únete al Discord, y piensa que puedes obtener beneficios como elegir temas para los episodios de Memorias Hispánicas o merchandising exclusivo convirtiéndote en mecenas en patreon.com/lahistoriaespana. ¡Muchas gracias por haber llegado hasta aquí, y hasta pronto!

Fuentes

Aguilera Povedano, Manuel. El oro de Mussolini: cómo la República planeó vender parte de España al fascismo. Arzalia Ediciones, 2022.

Bayo, Alberto. Mi desembarco en Mallorca (de la guerra civil española). Evast e Aloma, 1987.

Berneri, Camillo. Mussolini a la conquista de las Baleares y otros textos. La Malatesta editorial, 2012.

Heiberg, Morten. Emperadores del Mediterráneo: Franco, Mussolini y la guerra civil española. Crítica, 2004.

Núñez Seixas, Xosé Manoel. ¡Fuera el invasor! Nacionalismos y movilización bélica durante la guerra civil española (1936-1939). Marcial Pons Historia, 2006.

Rodrigo, Javier. La guerra fascista. Italia en la Guerra Civil española. Alianza Editorial, 2016.

Viñas, Ángel. El escudo de la República: el oro de España, la apuesta soviética y los hechos de mayo de 1937. Crítica, 2007.

Viñas, Ángel. Oro, guerra, diplomacia. La República española en tiempos de Stalin. Crítica, 2023.

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