Este es el episodio 19 Chindasvino y Recesvinto y en este episodio aprenderás:
Tulga y el golpe de estado de Chindasvinto
Dejamos la narrativa en el episodio 18 Dinastías cambiantes con la muerte del rey Chintila, que sería sucedido por su hijo Tulga en el año 639. Teniendo en cuenta lo débil que fue el gobierno de Chintila, debemos suponer que no pudo asociar a su hijo al trono visigodo, sino que los nobles y obispos eligieron a su hijo para mantener la cohesión de la facción que apoyó a Chintila. Sin embargo, Tulga era joven, tenía un carácter débil y parte de la nobleza ya estaba en contra de él por el carácter hereditario de su sucesión. Estábamos pues ante la mezcla perfecta para más rebeliones, como ya habían ocurrido durante el gobierno de su padre.
Tulga pudo desarticular las conspiraciones contra él durante dos años, pero el duque Chindasvinto, de 79 añazos, aprovechó las circunstancias y marchó con su ejército a Toledo para deponer a Tulga. Chindasvinto era historia viva del Reino visigodo, había servido en las campañas de Leovigildo y parece que ya había participado en algunas conspiraciones fallidas, apoyado por una red clientelar que había construido como alguien importante en la estructura administrativa y militar del Reino. Con sus fieles fue proclamado rey cerca de la frontera vascona, aunque los obispos cumplieron su juramento y no apoyaron la rebelión.
A pesar de eso, Chindasvinto tuvo éxito en deponer a Tulga y fue ungido como rey de los visigodos en abril del 642. No ejecutó a Tulga y optó por la forma menos violenta de inhabilitarlo como rey, la tonsura para encerrarlo en un monasterio. Pero el octogenario rey godo no tuvo la misma piedad con la facción nobiliaria que había apoyado a Chintila y Tulga, y así empezó su tiranía.
La tiranía de Chindasvinto
¿Y cómo se establece un reino autoritario y de terror? Pues el anciano Chindasvinto fue tan generoso que nos dio una pequeña guía de tres sencillos pasos para convertirte en un tirano. Paso uno, reprime y persigue toda oposición potencial, exiliando y ejecutando a cientos de nobles y confiscando sus propiedades. Paso dos, recompensa a la facción nobiliaria que te ha apoyado con cargos, privilegios y las propiedades de los que has perseguido. Paso tres, quédate con la mayor parte del pastel al enriquecer a tu familia con más propiedades que nadie, y así ningún otro noble godo te hará sombra.

Veamos estos pasos más en detalle. Según la crónica de Fredagario, el rey Chindasvinto mandó ejecutar a 200 miembros de la alta nobleza y 500 de menor rango, además de forzar el exilio de otros tantos y eso sin contar los que se fueron por su cuenta para evitar ser acusados de conspirar contra el monarca, fueran las sospechas infundadas o no. También ejecutó y exilió a viejos compañeros de conspiraciones fallidas, precisamente porque Chindasvinto sabía que si estos habían participado en conspiraciones como él, era probable que planeasen una contra él ahora. El Partido se fortalece depurándose, como decía Stalin.
Los que sufrieron de la brutal represión de Chindasvinto sufrieron no solo la muerte o exilio sino la confiscación de sus propiedades e incluso de sus mujeres e hijas, que fueron repartidas entre los fieles al anciano como si fueran tierras o ganado. El tirano era muy consciente del poder de la Iglesia hispana, y por eso dio a los obispos tanto palos como zanahorias. Los palos incluían la eliminación al derecho al asilo en los templos cristianos, para evitar que los opositores a su régimen los usaran como refugio, e intervino en el nombramiento de obispos. Tampoco gobernó usando constantemente los concilios de Toledo como fórmula pactista con la nobleza y clero, porque él gobernaba con mano de hierro, y el único concilio de convocó más que un foro político fue un congreso a lo Corea del Norte.
En el VII Concilio de Toledo del 646 el implacable octogenario como le califica José Soto Chica añadió la esclavización a los castigos por conspirar contra el rey, y eso se aplicaba también a clérigos. La mayoría de los que fueron considerados traidores fueron ejecutados, aunque a veces podían aceptar la “benevolencia real” y ser cegados en vez de morir. Ya ves que era un tío majísimo este Chindasvinto. Pero Chindasvinto también dio muchas zanahorias, porque donó mucho dinero y tierras a la Iglesia y atribuyó nuevas funciones de gobierno a los obispos para que controlasen la corrupción de los funcionarios laicos.
Las persecuciones bajo Chindasvinto alcanzaron una magnitud nunca antes vista en el Reino visigodo, pero las recompensas a sus partidarios fueron también de igual magnitud. Chindasvinto era un gato viejo y por eso creó una facción de fieles muy leal hacia su familia, que no solo incluía nobles sino también exiliados extranjeros, libertos y conversos que tuvieron un ascenso social meteórico gracias a su fidelidad y méritos. Ahí está el caso de Ardabastro, un armenio o iranio que fue exiliado del Imperio bizantino y terminó en la Spania goda casándose con una sobrina del monarca y de cuyo matrimonio nacería el rey Ervigio.
Obligó a las viudas e hijas de los ejecutados y exiliados a casarse con sus partidarios, y se reestructuró la red de alianzas y lazos de parentesco de los magnates godos. Como resultado de sus purgas y generosidad hacia sus fieles, Chindasvinto provocó una gran redistribución del poder político y la riqueza en el Reino visigodo. Y por supuesto la mayor beneficiada fue su familia, porque como lo había hecho Leovigildo ponerse por encima de todos los demás nobles a nivel de riqueza era imprescindible para hacer más segura su posición.
Y quizás te preguntes, ¿por qué Chindasvinto hizo la mayor purga nobiliaria del Reino visigodo? Aparte de para beneficiar a su familia y partidarios, hay que tener en cuenta que los años que van desde Liuva II en el 601 hasta Tulga en el 642 fueron años caracterizados por las luchas de poder entre facciones nobiliarias. Excepto por áreas del norte peninsular poco interesantes, el Reino visigodo ya no tenía ningún objetivo de conquista en Spania, y eso significa que ya no se podían usar los enemigos exteriores como válvula de escape para fortalecer el poder regio, como había hecho Leovigildo. Los problemas estructurales del Reino visigodo quedaron al descubierto, y por eso el reinado de Chindasvinto se caracteriza por intentar poner fin a las luchas internas mediante la fuerza y una labor legislativa reformista.
Además de empezar la compilación del Liber Iudiciorum como veremos a continuación, las reformas de Chindasvinto alcanzaron la administración y organización militar del Reino visigodo, porque eliminó la figura del rector y el duque provincial asumió no solo atribuciones militares sino también civiles y judiciales. De este modo se militarizó la administración goda y se concentró el poder en unas pocas manos, pero esto era un arma de doble filo, ya que los duques se volvieron aún más poderosos y si no se mantenían bajo control las consecuencias para la estabilidad y unidad del Reino podían ser nefastas.
Dentro de la Iglesia Chindasvinto contó con el apoyo de obispos destacados como Braulio de Zaragoza, que a través de una carta solicitó al rey que asociara a su hijo Recesvinto al trono. Lo más seguro es que esto fuera una maniobra política teatralizada para usar una figura de prestigio como Braulio para convencer a los demás, y así fue como Chindasvinto asoció al trono a su hijo Recesvinto a partir del 649, con el que cogobernó durante cuatro años. El incansable Chindasvinto murió a los 90 años, dejando atrás un Reino visigodo fortalecido y muchos nobles y clérigos que lo odiaban. Su heredero tendría que lidiar con las víctimas de la tiranía de Chindasvinto.
El Liber Iudiciorum de Chindasvinto y Recesvinto
Los reinados de Chindasvinto y Recesvinto son reinados reformistas en los que se inicia una nueva etapa política para el Reino visigodo. Y tanto porque promulgaron muchas leyes como por otros motivos que luego veremos, Chindasvinto mandó compilar un nuevo código legal, el Liber Iudiciorum. Muchas leyes eran ligeras modificaciones de leyes romanas que ya estaban presentes en el Breviario de Alarico, pero también se incluían leyes de Leovigildo, Recaredo y otros monarcas godos, además de 99 leyes de Chindasvinto y 87 de Recesvinto.
Otras fuentes de derecho para el Liber Iudiciorum incluyen los cánones de los concilios de Toledo, el Corpus iuris civilis de Justiniano, las leyes borgoñonas, y la Bibilia. Esto es así porque el código de Chindasvinto y Recesvinto no solo es un cuerpo legal, sino que hay una narrativa histórica y la doctrina política isidoriana presente en la explicación de las leyes. Esto era algo común en la Antigüedad tardía y Alta Edad Media y lo vemos también con los lombardos, francos o anglosajones, así que como defiende Michael Kelly hay una conexión fuerte entre las narrativas históricas y los textos legales.
La publicación de la primera edición del Liber Iudiciorum en el 654 manifestaba la autoridad superior de la monarquía visigoda como única fuente de derecho en Spania. Se derogaban las leyes no incluidas en él y se prohibía el uso de costumbres y el libre criterio de los jueces para casos no contemplados en la legislación, que en caso de ocurrir tenían que acudir al rey para resolver esas lagunas legales. Para Recesvinto, publicar el Liber Iudiciorum fue una manera de consolidar su poder sin conquistas militares como Leovigildo ni purgas como Chindasvinto, y así se ganó la imagen de rey moderado.
Tampoco es casualidad que se estructuren los doce libros del Liber Iudiciorum gracias a la ayuda del obispo Braulio de Zaragoza de tal modo que Chindasvinto y Recesvinto parece que sean los únicos legisladores católicos, para así reforzar el poder de su dinastía y restaurar la imagen de su padre. Por tanto, todo esto quiere decir que el Liber Iudiciorum tenía un propósito que iba más allá del de un mero código legal. Eso desde el lado de la monarquía, pero una cosa es la producción de la legislación y otra es la difusión y aplicación de estas leyes, la producción recae en el poder central pero la difusión y aplicación requiere de la aceptación y cooperación de los poderes locales, desde los funcionarios públicos a los obispos y aristócratas.
Por lo tanto, tal y como defiende Paulo Pachá Recesvinto tuvo que buscar el consenso de los aristócratas del reino para promulgar el Liber Iudiciorum. Así lo dejó claro Recesvinto en el discurso de apertura del VIII Concilio de Toledo en que reconocía la labor de los obispos y nobles de palacio en la elaboración y aplicación de las leyes, siempre eso sí bajo la vigilancia y aprobación del rey. El legado del Liber Iudiciorum fue enorme, porque en plena época medieval se siguió usando por parte de los mozárabes de al-Ándalus y de parte de los reinos cristianos, renovándolo como Fuero Juzgo en la Castilla de Fernando III el Santo y que siguió en uso como derecho local hasta el siglo XIX.
El reinado de Recesvinto
Pese a haber estado asociado al trono durante varios años, la sucesión no fue tranquila para Recesvinto. En el 653 se produjo la revuelta de Froya, organizada por represaliados y exiliados por Chindasvinto. Froya era un exiliado o quizás incluso el duque de la Tarraconense, y se valió de otros que sufrieron durante el reinado del viejo tirano y de los vascones para proclamarse rey de los godos. Según el sucesor de Braulio de Zaragoza, Tajón, los rebeldes y vascones hicieron saqueos y tomaron cautivos por el valle del Ebro. Froya puso Zaragoza bajo asedio, pero la ciudad resistió hasta que llegó Recesvinto y derrotó a los rebeldes.

La revuelta de Froya no fue castigada con una represión generalizada como la de su padre, sino que Recesvinto optó por una actitud conciliatoria. Con sus purgas nobiliarias, Chindasvinto había fortalecido la monarquía visigoda y debilitado a la nobleza, pero ni con esas pudo escapar de las contradicciones estructurales del Reino visigodo, porque igualmente tuvo que recompensar a una facción nobiliaria leal a su familia. Y Chindasvinto no solo no pudo acabar con esas contradicciones internas, sino que dejó una estela de rencores con las que su hijo e incluso reyes posteriores tendrían que lidiar. Chindasvinto solo tenía el miedo para gobernar y por eso tantos por debajo suyo lo querían ver muerto, como discuten Daenerys y Tyrion en la temporada 7 de Juego de Tronos.
La revuelta de Froya fue sintomática de ese malestar bastante generalizado entre la nobleza y el clero por el autoritarismo de Chindasvinto, y tras la muerte del tirano salieron más voces críticas. Es como pasó con Franco, durante su dictadura la mayoría calladitos pero tras su muerte todo el mundo resulta que era antifranquista, anda que… Y Recesvinto tuvo que comerse todo este marrón que le dejó su padre. Fructuoso de Braga, primero fundador de numerosos monasterios por Gallaecia y luego obispo de Braga y Dumio, no dudó en usar su prestigio para atreverse a mandar una carta a Recesvinto, pidiendo misericordia para aquellos que su padre había condenado.
Más y más voces pidieron lo mismo a Recesvinto, y el rey se apresuró a convocar el VIII Concilio de Toledo. Éste tuvo una asistencia bastante mayor que el de su padre porque había un tema fundamental que tratar: la represión de Chindasvinto, que en el fondo planteaba el debate sobre el equilibrio de fuerzas y la relación entre la monarquía y la nobleza, además de la aprobación del Liber Iudiciorum como ya he hablado antes. Una política de perdón por parte de Recesvinto conllevaría un gran debilitamiento del poder regio, porque tendría que devolver cargos y propiedades a los represaliados a costa de la fortuna familiar, ya que lo que no podía hacer bajo ningún concepto era despojar a sus fieles de las donaciones que había hecho su padre.
Recesvinto no complació todas las demandas de los críticos y se mostró firme, pero tampoco podía oponerse frontalmente y ser inflexible vista la revuelta de Froya, así que limitó el alcance de las amnistías, reducciones de pena y restituciones de propiedades. También tuvo que aceptar que se separaran claramente los bienes del fisco de los privados del monarca, porque con Chindasvinto hubo una cierta confusión y privatización del patrimonio público, y el concilio le recordó que el trono godo era electivo. Esta política conciliatoria, aunque no fuera total, permitió a Recesvinto tener un pacífico y largo reinado.
El dúo padre-hijo Chindasvinto-Recesvinto nos recuerda un poco a Leovigildo y Recaredo, porque en ambos casos los padres fueron enérgicos autoritarios que fortalecieron el poder regio, mientras que los hijos adoptaron una política más conciliatoria con la nobleza y clero, sin que por ello haya que caracterizarlos como reyes débiles. Aún así, diría que una diferencia clave es que Recesvinto tomó decisiones tanto continuistas como rupturistas con el legado de su padre, porque tuvo que revertir medidas y devolver propiedades a los represaliados por Chindasvinto, así que para mantenerse en el trono tuvo que condenar parte de las políticas de su padre.
Aparte de los concilios IX y X de Toledo que convocó Recesvinto y con los que nuevamente la cooperación con la aristocracia pudo superar los conflictos que hubiera, pocas noticias más tenemos de su reinado por falta de fuentes. Según la Crónica mozárabe del 754, hacia el final de su reinado el ejército godo tuvo que combatir a los vascones que atacaron el valle del Ebro, pero nada importante. Tras 19 años de reinado en solitario, Recesvinto falleció en el 672 y le sucedió Wamba, quizás el último rey godo que mostró la fortaleza de la monarquía ante la nobleza y clero. De él y de los últimos reyes godos antes de Rodrigo hablaré en el próximo episodio, y ahora toca hablar de la organización militar del Reino visigodo.
El ejército visigodo
Cuando los visigodos de Alarico y sus sucesores servían como federados del Imperio romano, los godos estaban perfectamente adaptados a la organización militar bajoimperial romana y se ganaron la imagen de gentes diestras en la guerra, como vimos en el episodio extra 6 Identidad goda y su evolución. De ese ejército de Alarico y sus sucesores surgió la identidad goda, que pasaría de ser un ejército profesional acompañado de sus familias a una aristocracia terrateniente primero en el sur de la Galia y luego en Hispania. Los godos eran pues una élite militar que se ganó el derecho a tierras y a gobernar Spania gracias a sus habilidades guerreros, pero eso no impidió que dentro de las filas del ejército visigodo hubiera hispanorromanos tanto como soldados rasos como en puestos de mando.
Como es lógico el ejército visigodo sufrió cambios desde el siglo V hasta el final del Reino visigodo, por ejemplo tras el desastre de Vouillé en el 507 quedó muy poco del ejército visigodo y las tropas ostrogodas fueron claves para mantener las posesiones visigodas de Septimania e Hispania. En los años del intermedio ostrogodo y de la guerra civil visigoda el ejército visigodo era muy reducido y era una de las fuerzas militares de la Península además de los suevos, bizantinos y ciudades y zonas independientes. Esta fue la situación militar con la que se encontró Leovigildo antes de lanzar sus campañas por toda Spania, y fue con Leovigildo cuando el ejército visigodo pasó de ser un ejército pequeño que no podía hacer mucho más que incursiones y golpes a traición a un ejército considerable capaz de sitiar y tomar ciudades como Sevilla.

Cuando se planeaba una campaña militar, el rey godo solicitaba a los señores del reino que proporcionasen hombres de entre sus siervos para sus levas, y los nobles estaban obligados a contribuir al esfuerzo bélico, de lo contrario podría haber consecuencias. Las tropas irregulares eran el grueso del ejército durante la guerra, es decir, había unas pocas tropas profesionales permanentes compuestas por el ejército del rey y los duques y condes situados en las ciudades o en castella y otras fortificaciones. Remarco que también había un ejército permanente porque algunos historiadores parecen confundidos y lo niegan, cuando lo cierto es que no puede existir estado sin fuerzas militares o policiales permanentes.
Las leyes militares de Wamba y Ervigio a finales del siglo VII dejan claro que los señores clérigos y laicos a un radio de unos 150 km del ataque extranjero o de una rebelión debían contribuir con al menos una décima parte de sus siervos y esclavos adecuadamente armados, de lo contrario sufrirían duras penas. El rey obviamente era el jefe supremo del ejército durante la guerra, aunque eso no significa que todos los reyes godos dirigiesen personalmente al ejército sino que a veces delegaban esta tarea. Tenemos por ejemplo al rey Teudis delegando la defensa de Zaragoza frente a los francos al duque Teudiselo, Recaredo delegando en el duque hispanorromano Claudio la defensa de Septimania, o Chindasvinto asociando al trono a Recesvinto entre otros motivos para ponerlo al frente del ejército.
Si una campaña militar terminaba en victoria, los godos celebraban en Toledo un triunfo a la romana, eso sí sin connotaciones paganas porque entonces se atribuía la victoria a la divina providencia de Dios. Los triunfos y las acuñaciones de moneda celebrando la victoria reforzaban el prestigio y legitimidad del monarca, y si encima se podía denigrar y ejecutar al enemigo pues mejor que mejor. En cuanto a la organización militar del ejército godo, ésta era heredera del modelo romano, con el rey o su delegado como autoridad suprema, seguido de los duques de cada provincia y los condes.
El ejército real estaba compuesto por espatarios y gardingos de la guardia palatina, que conformaban el núcleo del ejército con unos pocos miles de hombres, y además hay que sumar los siervos y esclavos de la monarquía y las guarniciones fronterizas y de las principales ciudades y fortalezas. Por otro lado, tenemos el ejército de leva, que estaba bajo el mando de duques provinciales o duques del ejército y estaba formado por las comitivas de los nobles y los hombres libres. Las unidades del ejército se distribuían originalmente en tiufada compuestas por 1000 hombres cada una, que al mismo tiempo se subdividían en unidades más pequeñas hasta llegar a los 10 hombres, pero a finales del siglo VII se introdujeron cambios y se hicieron unidades de 3000 hombres llamadas turmas, a imitación del ejército bizantino.
El Reino visigodo también tuvo una flota, aunque como dijo Isidoro de Sevilla los godos no destacaban en el combate naval. Ya vimos la flota goda en el fallido ataque de Teudis sobre Ceuta, en la destrucción de la flota franca que vino a apoyar a los suevos durante la conquista visigoda, o en la conquista de Málaga durante el reinado de Sisebuto. En las crónicas asturianas incluso se hace referencia a un ataque de los moros, que fue repelido con éxito durante el reinado de Chindasvinto, o al éxito en derrotar a una flota bizantina en el 697. Sin embargo, no sabemos nada de la organización de la flota visigoda o si era una flota permanente, porque extrañamente no aparece por ningún lado cuando más necesaria era al cruzar el estrecho de Gibraltar los ejércitos bereberes y árabes.
Sobre el armamento, a partir de la segunda mitad del siglo VI el ejército godo abandonó el armamento clásico bajoimperial por armamento de influencia franca y bizantina. El armamento visigodo incluía espadas, lanzas, hachas, cuchillos grandes, arcos y flechas, corazas, cascos y escudos de madera, además de artillería de torsión para los asedios. Las lanzas y cuchillos grandes eran las armas más comunes porque los siervos y esclavos también las llevaban, aunque a veces no tenían ni eso; las hachas se usaban de forma arrojadiza hasta que a finales del siglo VII se prefirió empuñarlas; y las espadas estaban solo al alcance de unos pocos. En cuanto a logística del ejército godo, esta corría a cargo de los condes de fortalezas y ciudades. Los condes reunían los víveres y armas que el rey o un general del ejército solicitase y un funcionario se encargaba de repartirlos, y si esta tarea no se hacía correctamente la noticia llegaba a palacio y los responsables podían tener que pagar multas elevadas.
En resumen, el ejército visigodo se puede definir como un pequeño ejército permanente que se nutría de levas de los magnates laicos y eclesiásticos del reino para realizar campañas de conquistas o de botín, para defender la integridad territorial del Reino visigodo, o para sofocar rebeliones internas. Ya vimos en el episodio 16 Leovigildo y la construcción del Reino visigodo que la guerra podía usarse de forma instrumental para reforzar el poder y legitimidad del monarca y recompensar a sus fieles. Por eso era tan importante para un rey crear y mantener lazos de fidelidad con los señores del reino, porque a falta de un gran ejército profesional del estado la colaboración de los aristócratas era imprescindible para no perder el trono y proteger la patria.
El Veredicto: El modelo MoNo de reyes fuertes y débiles
En El Veredicto de hoy quiero discutir lo que Paulo Pachá califica como el modelo MoNo, es decir, el modelo monarquía contra nobleza que es tan común en la historiografía sobre el Reino visigodo. Básicamente, se trata de describir las dinámicas de poder del Reino visigodo como las de un péndulo que se mueve indefinidamente entre una monarquía fuerte frente a la nobleza y una monarquía débil frente a una nobleza más poderosa, hasta que claro aparecen los musulmanes y mandan el péndulo a tomar por culo. Algunos historiadores como García Moreno han caracterizado así los reinados de Leovigildo frente a Recaredo, Suintila frente a Sisenando, o Chindasvinto frente a Recesvinto.
Lo bonito de este modelo historiográfico es que es simple y nos presenta una dicotomía entre monarquía y nobleza, ¿pero realmente el modelo MoNo es fiel a la realidad histórica? ¿Había un conflicto recurrente por el equilibrio de fuerzas entre monarquía y nobleza? ¿Acaso no eran los monarcas también uno de entre los nobles? Caracterizar a Chinadasvinto como un rey fuerte y a Recesvinto como uno débil significa presentar sus reinados como de ruptura total cuando eso no es realmente así, ya hemos visto que había elementos de ruptura pero también continuidad, por ejemplo con el Liber Iudiciorum o el propio hecho de que Recesvinto fuera asociado al trono. Quizás no hay que discutir tanto sobre reyes fuertes y débiles, sino preguntarse por cómo se desarrollan y por qué se transforman las relaciones de poder de un reinado a otro. Y con eso, El Veredicto termina.
Avance y outro
Dicho esto, quiero agradecer a Kevin Higgins que se haya convertido en mecenas de rango capitán de La Historia de España, como ya viene siendo tradición desde hace siglos en España aceptamos como españoles naturales a irlandeses como Kevin así que muchas gracias por apoyarme en patreon.com/lahistoriaespana. Acuérdate de suscribirte al canal de YouTube y podcast de La Historia de España si no lo has hecho ya, compártelo para que más gente lo conozca, y participa en la comunidad de redes sociales y Discord. En el próximo episodio hablaré sobre los últimos reyes del Reino visigodo antes de la conquista musulmana, desde Wamba hasta la muerte de Witiza. ¡Gracias por escucharme y hasta pronto!
Fuentes
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