En el episodio corto 3 hablo de la primera revuelta antijudía y conversión forzosa de la que se tiene constancia en España, la que afectó a los judíos de Mahón (Menorca) en el año 418.

Los primeros judíos de la península ibérica

Antes de hablar de los judíos de Mahón, hay que hablar sobre los primeros judíos de la península ibérica. Los orígenes de los judíos sefardíes están plagados de leyendas, pero la verdad es que desconocemos cuándo llegaron los judíos por primera vez a la península ibérica. Solo hay evidencia en firme de la presencia judía en época romana, con algunos restos arqueológicos y algunos documentos. Tal y como comenté en el episodio 9 Bajo Imperio y cristianismo en Hispania, en su epístola a los romanos San Pablo manifiesta su deseo de predicar el evangelio en Hispania, y eso supondría que ya existía una comunidad judía ahí.

Los judíos no eran ni una etnia ni una clase social rica apartada del resto de la comunidad hispanorromana. Eran una parte más de la sociedad, diferenciados únicamente por su religión y costumbres asociadas a ésta. Eso sí, no eran muy bien vistos a ojos de los romanos, porque por su monoteísmo tenían fama de despreciar otras creencias religiosas y costumbres como la circuncisión o el rechazo a ciertos alimentos se veía mal. El primer documento que habla irrefutablemente de los judíos en Hispania es el concilio de Elvira del siglo IV, y en este concilio los obispos cristianos mostraron una gran preocupación por el judaísmo, a la que veían como una competidora. Esta competencia entre el judaísmo y cristianismo terminará siendo una de las causas del antijudaísmo en España.

Los judíos de Mahón

Pasando ya a hablar de los judíos de Mahón, sabemos sobre su existencia y conversión gracias a la epístola de Severo de Menorca. El obispo Severo de Menorca describe su tierra natal como la última de todas las tierras por su pequeña extensión, aridez y rudeza. También deja constancia que solo tenía dos ciudades pequeñas, Iamona, la actual Ciudadela, y Magona, la actual Mahón, esta última de origen púnico. Ciudadela era una ciudad habitada principalmente por cristianos, mientras que en Mahón había una numerosa comunidad de más de 500 judíos, que a decir de Severo superaba en número a los cristianos. El obispo de Menorca no mencionaba a los paganos, pero éstos posiblemente superaban en número tanto a los judíos como a los cristianos en esta época.

El mayor dignatario de Mahón era el judío Teodoro, porque además de ser rabino era considerado patrono y defensor del pueblo de Mahón, a pesar de que desde finales del siglo IV la legislación romana antijudía había prohibido el acceso de los judíos en magistraturas como estas. Severo de Menorca describe a Teodoro era un hombre muy culto, hasta el punto de que reconoce que era imposible para los cristianos ganarle en un debate, y era además un gran terrateniente con posesiones tanto en Menorca como en Mallorca. El obispo Severo describe un ambiente de convivencia antes de los tumultos del 418, de hecho había judíos y cristianos copropietarios de tierras y se producían matrimonios mixtos.

La revuelta antijudía de Mahón

Así que como hemos visto algunos judíos de Mahón eran ricos por su posesión de tierras y el comercio marítimo, y al igual que los judíos de Mallorca éstos ocupaban puestos de poder. Su sinagoga estaba situada en el centro de la ciudad, así que de ello se deduce que los judíos llevaban varias generaciones asentados en Mahón. Los cristianos en cambio tenían su iglesia en las afueras de la ciudad, así que este cúmulo de circunstancias despertó la animadversión de los cristianos de Menorca hacia los judíos.

El obispo de Menorca quería no solo terminar con el riesgo de judaización que representaba la preeminencia de la comunidad judía de Mahón, sino instaurar el dominio de la fe cristiana ortodoxa del Imperio romano. Según cuenta en su epístola, la tensión entre cristianos y judíos afloró al llegar las reliquias del mártir San Esteban de la mano de Paulo Orosio. Nos encontramos en un contexto en que la legislación imperial había restringido más los derechos de los judíos y en que para las autoridades romanas el judaísmo había dejado de ser considerada una religión para ser una superstición.

Los ataques a los judíos y sus sinagogas no siempre eran castigados, y las proclamas antijudías de contemporáneos como Ambrosio de Milán o Cirilo de Alejandría suponían una justificación moral para la violencia contra los judíos. Eso y las reliquias de San Esteban, ejecutado por judíos ortodoxos, eran una justificación ideológica para una revuelta antijudía instigada por el primer obispo de Menorca y otros personajes influyentes como Orosio o Consencio de Menorca, del que ya hablé en el anterior episodio extra. Los hechos ocurrieron durante una semana de febrero del 418, aunque los ánimos podían haberse caldeado durante meses.

Una multitud de cristianos encabezados por el obispo Severo de Menorca se dirigieron desde Ciudadela a Mahón. Al vérselas a venir, los judíos reunieron toda clase de objetos que pudieran ser usados como armas para defenderse. Al llegar a Mahón, Severo solicitó que se encontraran con ellos en la iglesia de las afueras para celebrar un debate, pero como era Sabbat los judíos debían guardar reposo.

Según Severo, algunas mujeres judías apedrearon a los cristianos, y por eso los cristianos acusaron a los judíos de tener armas en su sinagoga. Los particulares tenían prohibido tener armas según las leyes romanas, así que la turba de cristianos se dirigió a la sinagoga con el pretexto de comprobar si guardaban armas ahí. Cantando cánticos cristianos, la multitud entró violentamente en la sinagoga, apartaron los libros sagrados y la plata, y quemaron la sinagoga de Mahón. Los judíos no supieron cómo reaccionar ni a quién acudir para protegerse de estos ataques.

La conversión forzosa de los judíos de Mahón

La agresividad y odio de los cristianos fue un poderoso motivo para la conversión de los judíos de Mahón. Un judío destacado llamado Melecio dijo que “en esta isla ha crecido hasta tal punto el odio hacia nuestra religión que, quien no abandone la tierra natal, no podrá mantener la fe de sus padres”. La resistencia y los motivos de la conversión variaron según el individuo, pero Severo de Menorca da a entender que los 540 judíos de Mahón se convirtieron en su totalidad.

El otro gran motivo para convertirse fue el mantener sus propiedades y su estatus social. Severo de Menorca negoció la conversión del rabino y patrono Teodoro prometiendo que mantendría su posición preeminente, en medio del pánico y cuando éste estaba acorralado en las ruinas de la sinagoga. Teodoro obviamente se mostró receloso y intentó dilatar tanto como pudo su decisión, pidiendo primero hablar con su comunidad y su mujer.

La conversión al cristianismo del máximo dirigente de los judíos era ejemplar para el resto de los judíos de la isla, aunque su conversión causó intranquilidad. Algunos judíos, especialmente mujeres judías, expresaron su deseo a exiliarse aún perdiéndolo todo y dejando atrás sus personas queridas, pero al final desistieron. Esto se entiende especialmente en un contexto en que Menorca era un lugar de refugio para aquellos que huían de la violencia e inestabilidad traída por los bárbaros en otras partes del Imperio romano, aunque esto cambió pocos años después con los ataques y la conquista de los vándalos.

Severo de Menorca no fue muy exigente con el ritual de conversión, con que declarasen que creían en Cristo bastaba para ungirlos y bautizarlos como cristianos. A los conversos se les obligó a destruir lo que quedaba de la sinagoga y a reunir fondos y cargas piedras para construir una basílica cristiana sobre sus escombros, aunque Severo lo presenta como una muestra de su fervor cristiano. Todos estos hechos fueron relatados con regocijo por Severo de Menorca y como unos hechos ejemplares y milagrosos, pero como hemos visto la conversión de los judíos de Mahón distó mucho de ser ejemplar.

Outro

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Fuentes

Amengual i Batle, Josep. Judíos, católicos y herejes: el microcosmos balear y tarraconense de Seuerus de Menorca, Consentius u Orosius, 413-421. Vol. 112. Universitat Illes Balears, 2008.

González Salinero, Raúl. «Relaciones sociales y dependencia religiosa en la comunidad judía de Mahón (Menorca) a principios del siglo V d. C.» Arys 3 (2000): 267-277.

Laham Cohen, Rodrigo. The Jews in Late Antiquity. Arc Humanities Press, 2018.

Martín-Iglesias, José Carlos, et al. La Hispania tardoantigua y visigoda en las fuentes epistolares. Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 2020.

Pérez, Joseph. Los judíos en España. Marcial Pons Historia, 2005.

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