¿Qué es el fascismo?

Antes de ver si existió un fascismo catalanista, hay que definir qué es el fascismo. Esto lo hice recientemente en otro episodio explicando la cuestión en detalle, dejo enlace en la descripción, pero el resumen es que el problema de definir el fascismo es que hay muchas características del fascismo que de forma separada se pueden encontrar en otras ideologías, como el nacionalismo, el anticomunismo, o el justificar la violencia para alcanzar objetivos políticos. Para hacer una analogía, piensa en el arroz con leche y arroz a la cubana. Sí, ambos platos tienen como ingrediente fundamental el arroz, pero el resultado final es muy distinto, uno es un postre dulce y el otro es un plato principal.

Con unos pocos cambios en los ingredientes y mezcla ideológica, una persona puede fácilmente pasar de ser conservadora a fascista o de socialista a fascista, pero esos pocos cambios marcan la diferencia. Ante todo, el fascismo es definido por ser una ideología nutrida del miedo y de los odios, y eso se nota en que muchas de sus posiciones son reacciones contra algo, en vez de propuestas en positivo. Considero que hay cuatro ingredientes imprescindibles para definir una persona u organización como fascista, y estos son el antiliberalismo, el anticomunismo, el nacionalismo con un discurso victimista y revitalizador, y el ver la retórica y acciones violentas como herramientas legítimas en política. Veremos en este episodio si algunos de los personajes y organizaciones discutidas del catalanismo de la Segunda República cumplían con estos requisitos.

¿Era fascista Esquerra Republicana de Catalunya?

Primero de todo, ¿era fascista Esquerra Republicana de Catalunya? El 9 de junio de 1934 la publicación de Nosaltres Sols, la revista de la organización separatista del mismo nombre, hacía esta crítica a Esquerra: “Esquerra, que hace manifestaciones antifascistas, va estructurando nuestra tierra bajo una organización de partido, con unos procedimientos que no dejan atrás a los de Hitler y Mussolini. No hay cargo político ni administrativo que no sea ocupado por gente de Esquerra […]. Por las comarcas, los alcaldes, elegidos legal o ilegalmente, son de Esquerra. Igualmente lo serán los jueces municipales; y para estructurar el Somatén, se ha pedido las designaciones de jefes en los centros del partido.”

Esquerra construyó su poder con redes clientelares enchufando a afines en el funcionariado y cargos políticos e incluso teniendo influencia en el mercado laboral privado. Se puede decir que Esquerra tenía un programa populista nacionalista que apelaba a una amplia base social, como el Partido Nacionalista chino o el Partido Nacional Revolucionario mexicano. Tenían un sentido patrimonial del poder, trataban de identificar la Generalitat y Esquerra de forma indisociable a Cataluña. Entre esto y el tema de los escamots que veremos después, se puede cuestionar qué entendían los de Esquerra por democracia, pero en su defensa hay que decir varias cosas. En voto popular no perdieron ningunas elecciones en Cataluña a nivel estatal, autonómico o municipal, así que no sabemos cómo se hubieran comportado en caso de perder.

Esto de colocar a gente ideológicamente afín tampoco es algo novedoso o extraño, ya lo habían hecho los monárquicos en el régimen político anterior a la Segunda República y en la democracia actual lo hicieron por ejemplo CiU en Cataluña, el PSOE en Andalucía y Asturias, y el PP en Galicia y Madrid. Y además hay que tener en cuenta el contexto histórico del período de entreguerras para ver que las democracias eran imperfectas. Sobre los hechos del 6 de octubre de 1934, cuando el presidente de la Generalitat Lluís Companys proclamó el Estado catalán dentro de la República Federal Española, hay que tener en cuenta que en ese año el auge de los fascismos en Europa parecía muy peligroso dado el triunfo de Hitler en Alemania y de Dollfuss en Austria, y se sabía que la CEDA de Gil Robles quería seguir la táctica falsamente legal de estos dictadores para destruir la democracia española desde dentro.

Sin duda puede discutirse si la actuación de Esquerra el 6 de octubre de 1934 fue democrática o antidemocrática, pero lo que no se puede decir es que fueran fascistas por esto. Si nos vamos a la ideología de Esquerra, los principios básicos los definieron al fundarse el partido en 1931. Esquerra era un partido catalanista con un populismo interclasista que condenaba tanto el nacionalismo español conservador como el obrerismo revolucionario. Defendían la democracia parlamentaria y división de poderes, una república federal donde los gobiernos de cada región ibérica y el central mantuviesen una relación de libre asociación en un plano de igualdad, y un programa socioeconómico socialdemócrata para defender a los obreros.

Si aplicamos los cuatro criterios fijados para definir una organización como fascista, vemos que Esquerra puede cumplir el de nacionalismo con un discurso victimista y revitalizador. Lo de ver la violencia como herramienta política legítima se podría cuestionar que lo apoyase Esquerra o no por el tema de los escamots, aunque retórica violenta no tenían. Sin embargo, el sector mayoritario de Esquerra, representado también en sus principios básicos, no se puede calificar de antiliberal y anticomunista, porque defendían la democracia parlamentaria y veían a los socialistas y comunistas como aliados más que como enemigos. Por tanto, Esquerra Republicana de Catalunya no fue un partido fascista.

¿Eran fascistas las JEREC y los escamots?

Esquerra nació de la unión de pequeñas organizaciones catalanistas como una síntesis de catalanistas separatistas y republicanos, entendiéndose republicanos como aquellos que pueden aceptar un encaje de Cataluña en España por medio de una autonomía o una federación, es decir, como el PNV Esquerra tenía y tiene dos almas sobre las que hacer equilibrios. El sector separatista de Esquerra estaba representado por las Juventuts d’Esquerra Republicana-Estat Català, más conocidas por sus siglas como JEREC, y vale la pena discutirlas como algo un poco aparte de Esquerra porque casi actuaba como un partido independiente.

Josep Dencàs y Miquel Badia en un acto de las JEREC
Josep Dencàs y Miquel Badia en un acto de las JEREC

Las JEREC se fundaron para seguir canalizando el voto independentista de Estat Català, formación fundada por Francesc Macià en 1922. Las JEREC estaban controladas por el doctor Josep Dencàs y por Miquel Badia, un matón revestido como comisario de orden público. Las JEREC teóricamente se adherían a los principios básicos establecidos por Esquerra en 1931 y representaban el ala más maximalista en sus demandas, y por ser el sector que anhelaba la independencia de Cataluña al menos a largo plazo ejercían de contrapeso del sector federalista republicano de Companys. Las juventudes tuvieron un rol político discreto hasta noviembre de 1932 con motivo de las elecciones autonómicas, y de ahí el peso político del sector separatista de Esquerra no hizo más que aumentar hasta octubre de 1934.

Entre otros motivos, adquirieron relevancia por la formación de los escamots, las escuadras o grupos de acción de las JEREC. Más que una organización paramilitar, los escamots eran grupos parapoliciales, y los escamots cumplieron varios propósitos: actuaron como milicia de partido para defenderse o para atacar, amedrentar y mostrar fuerza frente a enemigos políticos; sirvieron como fieles a movilizar y armar en caso de que la autonomía catalana se viera amenazada, como ocurrió en 1934; y sirvieron de cantera para aspirantes a policías de la Generalitat para llenarla de separatistas e incluso dado el caso transformarles en un ejército catalán.

Primera acusación de fascista de El Be Negre contra los escamots de las JEREC, 8 de noviembre de 1932
Primera acusación de fascista de El Be Negre contra los escamots de las JEREC, 8 de noviembre de 1932

Las primeras denuncias contra los escamots ocurrieron en la campaña electoral autonómica de 1932, después de que Dencàs hubiera concentrado el 5 de noviembre a 1.200 escamots a los que pasó revista como si fueran militares. Los escamots dieron numerosas palizas entre 1933 y 1934. Eso sí, durante todo el período republicano miembros de las JEREC asesinaron a tres individuos de otra ideología, un carlista y dos anarquistas, lo cual es poco comparado con el número de víctimas mortales ocasionadas por otras organizaciones políticas, o sea que hay que calibrar bien la amenaza de los escamots. Las JEREC también se implicaron en sustituir a los huelguistas de los tranvías de Barcelona en abril y diciembre de 1933, es decir, actuando como esquiroles contra huelgas convocadas por la CNT.

En julio de 1933 Solidaridad Obrera, el periódico de la CNT, denunciaba que cuatro miembros de las JEREC detuvieron y maltrataron a dos militantes cenetistas. Incluso la periodista Anna Murià, quien era entonces militante de las JEREC, denunció en sus memorias las acciones fascistoides: “Le llevaron detenido, no a la Comisaría, sino al Casal de Esquerra-Estat Català del Distrito II, el mío, donde le apalearon tan bestialmente que vomitó sangre […]. En nuestro Casal se convocó una asamblea a la que yo asistí, en la que se protestó y se pidieron cuentas al presidente, muy adepto a Badia.” No solo ocurrió esto, sino que el propio Miquel Badia lo reconoció públicamente y el periódico de Esquerra La Humanitat lo apoyó, o sea imagina qué impunidad sentía.

Por estas acciones, L’Opinió, un periódico muy influyente en la creación de Esquerra y con personajes importantes como Josep Tarradellas, futuro presidente de la Generalitat, se posicionó claramente en contra del sector separatista de Esquerra. Publicaron un editorial el 12 de agosto de 1933 en que planteaban un ultimátum entre Estat Català o Esquerra, porque según argumentaban no podían convivir en un mismo partido aquellos que eran demócratas catalanistas y federalistas con aquellos separatistas y con tintes antidemocráticos y fascistas. Como resultado de esta disidencia y sus críticas hacia Macià, los de L’Opinió fueron echados de Esquerra.

Desfile de los escamots de las JEREC en la Avenida María Cristina hacia el estadio de Montjuic, Barcelona, 22 de octubre de 1933
Desfile de los escamots de las JEREC en la Avenida María Cristina hacia el estadio de Montjuic, Barcelona, 22 de octubre de 1933

Pero las críticas hacia Esquerra se hicieron casi unánimes en octubre de 1933, con motivo del desfile de los escamots por Barcelona en dirección al estadio de Montjuic y por el asalto a la imprenta del seminario satírico El Be Negre. El asunto es que un evento deportivo partidista fue precedido por una marcha de 8.000 militantes de las JEREC entre deportistas, mujeres y los escamots. Hombres y mujeres desfilaban uniformados como si fueran militares, muchos con esteladas pero desarmados. La prensa de un amplio espectro ideológico criticó y acusó a los escamots de fascistas, de parodia de fascistas, o de fascistas en potencia. Si quieres escuchar multitud de reacciones desde la prensa catalana y madrileña, te recomiendo el episodio que he hecho sobre el desfile de los escamots, dejo enlace abajo.

Los que pagaron el pato por las críticas a los escamots fueron los de la publicación satírica El Be Negre, ya que quince miembros de los escamots entraron a punto de pistola en su imprenta, provocaron daños materiales, y requisaron cinco mil ejemplares de su último número donde se criticaba extensamente el desfile de las JEREC. Conociendo todas estas acciones, ¿se puede afirmar que las JEREC y los escamots eran fascistas? Veamos, eran nacionalistas exaltados con un discurso victimista y revitalizador y empleaban la violencia no solo para defenderse, sino también para atacar rivales políticos y para una insurrección independentista, así que la veían como una baza legítima en el juego político.

No eran marxistas, pero podían aliarse con comunistas, así que no eran anticomunistas exaltados como es propio del fascismo, y en cuanto al antiliberalismo, defendían teóricamente la democracia, aunque con actos de violencia contra las organizaciones y prensa disidente es cuestionable. La exaltación de la juventud y disciplina o el paramilitarismo no era algo exclusivo de organizaciones fascistas, también se veía en muchas otras juventudes, como los carlistas, socialistas y comunistas. Por tanto, no se puede concluir que fueran fascistas, pero tampoco descartarlo por completo, su posicionamiento ideológico era ambiguo porque sus discursos y sus acciones no terminaban de casar. Lo que se puede decir con seguridad es que tenían un potencial fascista, y si las circunstancias políticas nacionales e internacionales hubieran sido favorables para ello las JEREC podían haber derivado en fascistas sin ambigüedades.

Josep Dencàs, el fascista oculto de Esquerra

Josep Dencàs a color
Josep Dencàs (1900-1966)

Quien sí era ya fascista era el líder de las JEREC y los escamots y quien llegó a ser consejero de gobernación, sanidad y asistencia social, el doctor Josep Dencàs. Ante un hombre de la diplomacia italiana reveló su plan para implementar un régimen fascista en Cataluña, reconociendo eso sí que le tendría que dar otro nombre porque la opinión pública catalana era antifascista mayoritariamente. Dencàs habló con el vicecónsul italiano que iba a terminar con la democracia, la libertad de prensa, las huelgas políticas, y que militarizaría las juventudes catalanas poco a poco sin que se den cuenta a través de los escamots, escuadras de pura esencia fascista según él. Tanto antes del 6 de octubre del 34 como después de producirse el golpe de 1936 buscó el apoyo de la Italia de Mussolini para apoyar la independencia de Cataluña bajo un régimen fascista.

También informaciones de excompañeros de partido y de otros lados apuntan al espíritu fascista de Dencàs. Así que, de nuevo, si aplicamos el análisis de los cuatro ingredientes imprescindibles del fascismo, vemos que Josep Dencàs los cumple todos. Era antidemócrata y legitimaba la violencia en política como se revela en sus conversaciones privadas y por sus actuaciones policiales y parapoliciales contra enemigos políticos. Eran un ferviente anticomunista, así lo expresó en artículos de su juventud, en conversaciones privadas, en sus acciones contra comunistas libertarios, y en su búsqueda de apoyos internacionales fascistas. Y Dencàs ponía el nacionalismo catalán victimista y revitalizador por encima de discusiones entre derechas e izquierdas. Así que Josep Dencàs fue un fascista catalanista que dirigió el sector separatista de Esquerra, hasta que fue expulsado del partido. Si quieres conocer más sobre este personaje, le dediqué un episodio a él.

Los grupúsculos separatistas catalanes ante el fascismo

Pero el universo del separatismo catalán estaba fragmentado en tiempos de la Segunda República, y fuera del sector separatista de Esquerra era políticamente muy marginal. Había multitud de asociaciones y partidos: el Partit Nacionalista Català, Nosaltres Sols, Palestra, Estat Català – Partit Proletari, Bloc Obrer i Camperol, Club Català, Bloc Escolar Nacionalista, o el Moviment Nacionalista Totalitari. Si empezamos con los partidos, el Partit Nacionalista Català fue el principal partido netamente separatista, creado para agrupar a los separatistas que eran contrarios a Francesc Macià, considerado un traidor por aceptar la autonomía.

El Partit Nacionalista Català defendió poner el nacionalismo catalán por encima de todo, decían que no eran ni de izquierdas ni de derechas, y mantuvieron un discurso anticomunista y anticapitalista. Defendían el pancatalanismo y mantenían un discurso xenófobo antiinmigración española. Pese a compartir muchos rasgos con el fascismo y que hubo militantes que fueron fascistas, no se puede definir el Partit Nacionalista Català como fascista porque no eran antidemócratas, eran antimilitaristas, y no defendían un modelo de Cataluña independiente con un fuerte gobierno central, sino que querían dar más poder a los municipios. Su mejor resultado electoral fue en las autonómicas de Cataluña del 32, en Barcelona ciudad sacaron 13.651 votos, menos del 1% del total, así que se quedaron sin representación, para que veáis que el separatismo realmente era marginal en aquella época.

Daniel Cardona i Civit (1890-1943)
Daniel Cardona i Civit (1890-1943)

Los otros partidos separatistas como Estat Català – Partit Proletari y el Bloc Obrer i Camperol eran comunistas, así que no hay que molestarse en hacer el análisis. Si nos vamos a organizaciones no políticas, la más destacada fue Nosaltres Sols, con 1.200 militantes, que aspiraba emular el proceso de independencia de Irlanda en Cataluña combinando lucha armada con agitación política. Nosaltres Sols fue dirigida por Daniel Cardona y éste marcó una línea antifascista, pero dentro de la organización se desarrolló un sector fascista que en 1935 y 1936 llegó a buscar el apoyo de la Alemania nazi para apoyar monetariamente su propaganda y llegado el caso apoyar la independencia de Cataluña. Esto lo explico en detalle en un episodio que aún tengo que sacar, así que si quieres escuchar más sobre las conexiones del separatismo catalán y la Alemania nazi por favor suscríbete al canal de YouTube y dos pódcasts La Historia de España – Memorias Hispánicas.

Algunas decenas de militantes de Nosaltres Sols y de la organización cultural juvenil Palestra formaron un grupo paramilitar clandestino llamado Club Català, que básicamente parece que se dedicó a hacer excursionismo y prácticas de tiro en montañas para que los jóvenes catalanes se interesasen en la formación militar para algún día formar un Ejército de Cataluña. Parece que el grupo se disolvió en 1934 y algunos estudiantes universitarios catalanistas crearon el Bloc Escolar Nacionalista, un grupo de acción clandestino organizado en células de tres hombres básicamente para ser capaces de plantar cara a falangistas y carlistas que a veces les dieron palizas. Se calcula que solo fueron entre 60 y 70 miembros y agrupaban comunistas, fascistas catalanistas y otros de ideología distinta, mientras reconociesen a Cataluña como nación.

En verano de 1935 también se fundó el Moviment Nacionalista Totalitari, del que por el nombre ya se intuye su ideología. Su fundador, Jacint Goday, difundió la idea de una Cataluña totalitaria y fascista y engrandecida que incluyese Comunidad Valenciana, Baleares y Occitania y esto lo hizo a través de los cuatro números publicados de su órgano de propaganda, una publicación titulada Ferms!. La revista estudiantil y que seguramente no tuvo más que unos pocos centenares de ejemplares de tirada es posible que también recibiera una exigua financiación del consulado italiano, aunque esta cuestión no está del todo clara, y en todo caso parece que la mayor parte de la financiación corrió a cargo de su fundador y de otro separatista.

Contraportada de Ferms, Moviment Nacionalista Totalitari, agosto de 1935
Contraportada de Ferms, Moviment Nacionalista Totalitari, agosto de 1935

¿Por qué no se desarrolló un movimiento fascista catalanista de masas?

Entonces, ¿cuál era el panorama de un fascismo catalanista durante la Segunda República española? Hemos visto que dentro de los grupúsculos separatistas había una pequeña agrupación netamente fascista, el Moviment Nacionalista Totalitari, y que dentro de Partit Nacionalista Català, Nosaltres Sols, y Bloc Escolar Nacionalista hubo separatistas que eran también fascistas catalanistas. El fascista catalanista de más éxito, aunque oculto en sus intenciones, fue Josep Dencàs, líder del sector separatista de Esquerra Republicana hasta 1934 y que en 1936 refundó Estat Català con 6.000 personas provenientes de las JEREC y con cientos de personas de otras organizaciones independentistas como Partit Nacionalista Català y Nosaltres Sols.

Sin embargo, ya dije que no se puede afirmar que las JEREC como organización fuese fascista, y mucho menos se puede plantear eso con Esquerra Republicana de Catalunya en su conjunto, donde había una mayoría que defendía la democracia parlamentaria. Hubo entonces numerosos fascistas catalanistas, pero no se articuló un fascismo catalanista en torno a una organización. Así que la pregunta es, ¿por qué no se desarrolló un movimiento fascista catalanista de masas? Según Ucelay-Da Cal, el nacionalismo catalán, por su identidad construida contra el Estado español, concebía el poder más en términos de sociedad civil que no de estado. El anteponer la sociedad civil frente al Estado, se construyó una diferencia insalvable respecto al fascismo para la mayoría de los catalanistas.

Al no existir Cataluña como estado, era difícil que se desarrollase una ideología estatalista. Ese también es uno de los motivos por los que el anarcosindicalismo tenía tanto arraigo en Cataluña o por los que un partido con ideas próximas al fascismo como el Partit Nacionalista Català fuese municipalista. En cambio, era mucho más fácil que el fascismo se desarrollase en el seno del nacionalismo español para buscar potenciar el poder del Estado español. La Lliga de Francesc Cambó tuvo un papel importante en la invención del fascismo español, y es que los burgueses catalanes no necesitaban un movimiento paramilitar o fascista catalanista contra los enemigos de sus intereses de clase, porque para eso tenían el Ejército español y el proyecto fascista de España al que apoyaron pese a su anticatalanismo, porque la pela es la pela y les importaba más la cartera que cualquier cuestión identitaria.

El pacifismo mayoritario en el seno del nacionalismo catalán tanto en época de la Segunda República como en la actualidad más que una elección es una necesidad estratégica y pragmática, porque saben que no tienen los números para conseguir la independencia de Cataluña por la vía de las armas y porque al no tener estado propio sus herramientas de coacción eran limitadas. Dencàs y Badia solo podían amenazar con la policía transferida y sus escamots, no con un ejército. O sea que el antimilitarismo y rechazo de la violencia de la mayor parte del catalanismo no es porque los catalanes por naturaleza sean demócratas y pacíficos, y sino que se lo digan a los anarquistas y delincuentes comunes torturados por los hermanos Badia en la sede policial de vía Layetana años antes de que hiciera lo mismo la policía franquista.

Si los separatistas catalanes hubiesen sido más numerosos y hubieran estado dispuestos a jugarse la vida, el catalanismo hubiera podido ser muy diferente. En parte del separatismo catalán existían muchos ingredientes fascistas: el nacionalismo con discurso victimista y revitalizador, la xenofobia y racismo, el paramilitarismo, la oposición a los movimientos obreros revolucionarios, el antimaterialismo, o la represión violenta contra enemigos políticos. Los ingredientes para que un sector del catalanismo separatista derivase en fascista estaban ahí, y aunque esto sea historia alternativa, no hay que ser un lumbreras para ver que se podrían haber activado y transformado rápidamente en abiertamente fascistas si las circunstancias hubiesen sido favorables para ello.

Piensa en como cuando CiU pasó rápidamente de autonomista a independentista en 2012 y sus bases electorales mayoritariamente apoyaron tal decisión, eso fue posible porque los ingredientes para activar el separatismo ya estaban ahí con el catalanismo construido durante años de gobierno convergente. Tampoco crea que descubra nada nuevo si digo que hay fascistas que votan a VOX y que hay dirigentes de VOX como Buxadé que provienen del fascismo. VOX tiene el nacionalismo exaltado, el conservadurismo social, deseos de limitar el pluralismo político, o un cierto desprecio a la intelectualidad. VOX no es un partido fascista, pero los ingredientes del fascismo están ahí, solo faltaría unas circunstancias nacionales e internacionales que favoreciesen una deriva fascista para activar esos ingredientes, y esto mismo es lo que pasó con parte del separatismo catalán de la Segunda República.

En resumen, en clave interna la oposición al estatismo y militarismo y la adhesión a la democracia parlamentaria de la mayoría del catalanismo impidió el desarrollo de un fascismo catalanista, porque eso generaría más contradicciones internas dentro del movimiento que no soluciones, así que no era porque el catalán es por naturaleza demócrata y pacifista. Si hubiese existido una Cataluña independiente, probablemente no hubiese existido esa tirria a lo militar y a un gobierno fuerte. En clave externa, la falta de financiación o de intervención u ocupación militar de Alemania o Italia sobre Cataluña para apoyar un proyecto independentista fascista no permitió el florecimiento de un partido fascista catalanista, como ocurrió con el apoyo nazi a otros nacionalismos sin estado como el croata, ucraniano o bretón.

Durante la Segunda República española, el espectro ideológico del catalanismo abarcaba desde la extrema izquierda hasta la extrema derecha. Sin embargo, desde 1936, el catalanismo hizo un borrado de memoria como si el nacionalismo catalán hubiera sido inmune al fascismo, un olvido selectivo que también se observó en Francia o en Reino Unido porque no era bueno para el relato victorioso antifascista de los Aliados de la Segunda Guerra Mundial. Aunque como consecuencia de la guerra en España y los desarrollos internacionales el catalanismo quedó casi en su totalidad en el bando antifascista, fuera por convicción o por tacticismo, es necesario recordar que antes de la guerra la realidad política era fluida en un período de auge internacional de los fascismos. Por mucho que esto contradiga el relato del catalanismo siempre democrático y antifascista, hay que reconocer el lado oscuro del catalanismo si se quiere comprender la historia de la Cataluña republicana.

Outro

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Fuentes

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Ara!!, 3 de marzo de 1936.

Ara!!, 30 de abril de 1936.

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Defensa dels Interessos Catalans, 28 de octubre 1933.

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El Be Negre, 11 de abril de 1933.

El Be Negre, 2 de mayo de 1933.

El Be Negre, 25 de julio de 1933.

El Be Negre, 25 de octubre de 1933.

El Be Negre, 29 de noviembre de 1933.

El Be Negre, 31 de enero de 1933.

El Be Negre, 8 de noviembre de 1932.

El Be Negre, 8 de noviembre de 1933.

El Debate, 24 de octubre de 1933.

El Diluvio, 24 de octubre de 1933.

El Heraldo de Madrid, 23 de octubre de 1933.

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Ferms!, agosto de 1935.

Gascón, Antonio, y Agustín Guillamón. “De la infamia a la ignorancia y de la desmemoria al fraude.” Ser Histórico, 30 de diciembre de 2019, https://serhistorico.net/2019/12/30/de-la-infamia-a-la-ignorancia-y-de-la-desmemoria-al-fraude-antonio-gascon-agustin-guillamon/. Accedido el 1 de abril de 2024.

González Calleja, Eduardo. Cifras cruentas: las víctimas mortales de la violencia sociopolítica en la Segunda República española (1931-1936). Comares Historia, 2015.

González Calleja, Gonzalo. «Entre el Seny y la Rauxa: Los límites democráticos de la Esquerra.» Palabras como puños: la intransigencia política en la Segunda República Española, editado por Fernando del Rey Reguillo, Tecnos, 2011, pág. 288-337.

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Guillamón, Agustín. “L’assalt d’El Bé Negre / El asalto a El Bé Negre” Ser Histórico, 29 de noviembre de 2018, https://serhistorico.net/2018/11/29/lassalt-del-be-negre-el-asalto-a-el-be-negre-agustin-guillamon/. Accedido el 1 de abril de 2024.

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Solidaridad Obrera, 20 de julio de 1933.

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