La problemática de definir qué es el fascismo
En época de la Segunda República española los anarquistas de CNT-FAI o los trotskistas del POUM podían tildar a cualquiera de fascista, desde los reaccionarios españolistas hasta Esquerra y los estalinistas, e incluso los conservadores catalanistas de la Lliga o los carlistas podían acusar a los de Esquerra de ser fascistas. ¿Por qué digo esto? Pues porque fascista se ha venido usando ya desde sus orígenes a la ligera como insulto contra un rival político. Y eso no es todo culpa de la gente que usa demasiado alegremente la palabra fascista, es que realmente es difícil definir qué es el fascismo y aún a día de hoy no se ha alcanzado un consenso académico y probablemente nunca lo haya en esa búsqueda para encontrar un mínimo fascista o fascismo genérico abstracto.
Unos dicen que el fascismo solo existió en Italia con Mussolini y en Alemania con Hitler, lo cual es un reduccionismo insostenible, pero otros dan definiciones tan genéricas que al final no significan nada. El liberalismo, socialismo o comunismo no han dado lugar a discusiones y falta de entendimientos tan grandes sobre lo que son como el fascismo, porque estos sí tienen un cuerpo teórico desarrollado y más o menos común entre países. Aparte de que en países distintos el fascismo pudo manifestarse de formas bastante singulares, el problema de definir qué es el fascismo es que sus elementos cogidos de forma individual pueden encontrarse en multitud de ideologías.
El nacionalismo ha sido transversal y era una característica del liberalismo, pero también ideologías marxistas se mezclaron con el nacionalismo; la legitimación de la violencia como manera de conseguir el poder no es exclusiva del fascismo; tampoco el culto a un líder carismático, el anticomunismo, o el estar en contra de la democracia liberal son características únicas del fascismo. Algunos han llegado a decir que el fascismo es un camaleón que puede adoptar muchas formas, y es que por las características que reúne el fascismo en el período de entreguerras fue capaz de atraer elementos de procedencias ideológicas muy distintas, desde la derecha tradicional conservadora, la liberal, el republicanismo, el monarquismo, el socialismo y comunismo, y hasta el anarquismo, aunque ciertamente el fascismo fue más capaz de atraer a elementos previamente de derechas y centro que no de izquierdas.
El fascismo según algunos especialistas
¿Cómo definen entonces esta ideología algunos de los especialistas del fascismo? Roger Griffin, una de las máximas autoridades en el estudio del fascismo histórico, dio esta definición concisa sobre el fascismo: “El fascismo es un género de ideología política cuya esencia mítica, en sus diversas variantes, es una forma palingenésica de ultranacionalismo populista.” Palingenésica significa que intenta regenerar la nación, a la que ve como un organismo vivo en decadencia y que debe cambiar para que la nación vuelva a ser fuerte y gloriosa. El filósofo Umberto Eco escribió un ensayo popular en el que hablaba de un Ur-fascismo o fascismo eterno definido por catorce puntos, pero para no alargar innecesariamente esto pongo el resumen de Wikipedia de esos puntos en imagen para los que ven el vídeo.
No me gusta tener que citar a Stanley G. Payne porque es un apologista del franquismo y sigue difundiendo el bulo de que hubo un complot comunista en España en 1936 para justificar el golpe, pero este estadounidense sigue siendo considerado un referente en el estudio del fascismo y creó una tabla útil para describir características comunes de los fascismos. En ella Payne establece que la ideología y objetivos de los fascismos son la adhesión al ideal de crear una cultura moderna y revitalizada para la nación, crear un estado autoritario nacionalista, organizar la economía nacional con corporaciones muy reguladas de patronos y trabajadores, y ven de forma positiva la violencia y guerra.
Robert Paxton en su libro Anatomía del fascismo proporcionó esta definición breve: “Se puede definir el fascismo como una forma de conducta política caracterizada por una preocupación obsesiva por la decadencia de la comunidad, su humillación o victimización y por cultos compensatorios de unidad, energía y pureza, en la que un partido con una base de masas de militantes nacionalistas comprometidos, trabajando en una colaboración incómoda pero eficaz con élites tradicionales, abandona las libertades democráticas y persigue con violencia redentora y sin limitaciones éticas o legales objetivos de limpieza interna y expansión exterior.”
El fascismo histórico de entreguerras
Sigue habiendo en la actualidad movimientos abiertamente fascistas y otros que fácilmente serían convertibles en fascistas si se dieran las circunstancias adecuadas en un futuro, pero si nos centramos en examinar los fascismos de entre los años 20 y 40 podemos observar varias características comunes. La primera es el totalitarismo, un régimen político que busca controlar todos los aspectos de la vida pública y privada mediante la ausencia de separación de poderes, el gobierno de un partido único, la propaganda y símbolos, y la represión de la disidencia política. Así que por definición el fascismo es antiliberal, es decir, está en contra de las democracias parlamentarias, ya que ven los debates como un signo de debilidad frente a la imposición de una voluntad de manera bronca y violenta.
El fascismo cree en la omnipotencia del Estado frente al individuo. En las formas más extremas de fascismo como el nazismo se sustituye la devoción a Dios por la devoción al Estado, pero en el que a veces se ha calificado de fascismo clerical de Austria o España es compatible la devoción a Dios y la devoción al Estado en un plano de igualdad. Si hay un aspecto en que hay unanimidad al describir a los fascismos es que son una manifestación extrema del nacionalismo. El nacionalismo se basa en ideas xenófobas y racistas con enemigos internos y externos identificados, y frecuentemente se manifiesta con ideas irredentistas e imperialistas.
El fascismo vende la idea de una nación en decadencia que necesita ser renacida con nueva fuerza, por lo que concibe la nación como un organismo vivo compuesto por individuos que comparten ascendencia o cultura y que forman parte de un todo inseparable. Es por eso que Roger Griffin lo define como palingenésico. Esta concepción de la nación y el totalitarismo explican por qué el fascismo es antiindividualista y antiintelectual por no tolerar el pensamiento crítico y la disidencia, y en cambio promueve un culto a la personalidad de un líder carismático y fuerte, al que los ciudadanos deben venerar como si fuera un mesías y al que le deben obediencia ciega. En definitiva, el fascismo es liberticida, porque los intereses de la nación, que son los que el dictador de turno dice, se ponen por encima del individuo.
El individuo pierde su libertad y se convierte en esclavo del Estado y su líder. El fascismo no tiene una utopía definida, como el marxismo que tiene como meta final una sociedad sin clases, o el anarquismo que busca eliminar el estado y cualquier jerarquía. El fascismo busca algo mucho más ambiguo y emocional como es la grandeza de la nación. En esas ansias de grandeza nacional van ligadas las ideas de una nación constantemente movilizada para la guerra, ya sea para conquistar territorios y formar un imperio o también para eliminar a los enemigos internos. Y es que en esos fascismos del período de entreguerras la concepción de la violencia estaba determinada por el darwinismo social, ya que creían que solo las naciones más fuertes podían sobrevivir e imponerse y esclavizar a los demás.
El fascismo es militarista y ve la violencia como algo positivo, no solo como una herramienta para conquistar y mantener el poder, sino también como una manera de regenerar la nación. El fascismo deshumaniza al enemigo y adopta un léxico militar, como campo de batalla, disciplina, victoria, enemigo, o heroísmo. Se exalta la virilidad, el espíritu combativo y el sacrificio, porque la tragedia de la muerte es despreciada por el fascismo, y la muerte de los suyos es un acto ejemplar y heroico. Esto va relacionado con el espíritu rebelde de herencia romántica y una exaltación a la juventud, el deporte, y la modernidad tecnológica.
Económicamente, por su totalitarismo, el fascismo pretende controlar las principales industrias por medio de nacionalizaciones u otras vías, y promueve el corporativismo, es decir, la formación de corporaciones estatales integradas por patronos y trabajadores de un mismo sector para en teoría fomentar la cooperación entre clases en vez de la lucha de clases marxista. Y es que una característica de todo fascismo es el anticomunismo. Los fascismos pueden tener un discurso antimaterialista contra el comunismo y contra el capitalismo burgués, pero lo cierto es que los fascistas siempre se pusieron del lado de los burgueses y lo único que hicieron fue poner a sus dirigentes políticos entre la élite del país.
Los fascistas proclaman ser revolucionarios, pero su revolución consiste en purificar y regenerar la nación eliminando enemigos internos y no en cambiar la estructura social o el sistema económico para hacerlo más justo y libre. Exaltan las jerarquías y la subordinación y para ellos las masas solo son herramientas o ganado al que pueden movilizar mediante ideas nacionalistas. Por todas las ideas expuestas y el conservadurismo social en relación con la familia, el patriarcado, la sexualidad y religión el fascismo se ha definido como un movimiento de extrema derecha y no de extrema izquierda.
El mínimo fascista o fascismo genérico
Así que, recapitulando todo lo que he dicho, ¿qué es el fascismo, ese mínimo fascista o fascismo genérico que es independiente de países y de tiempos? El fascismo es una ideología que en unos sentidos es hija de la Revolución francesa por la movilización de las masas, pero en otros sentidos es enemiga de ella y contrarrevolucionaria por su irracionalismo, desprecio de la igualdad, y la oposición al concepto de soberanía popular. El fascismo se define en oposición a, es una ideología construida en negativo más que de forma propositiva. El fascismo se nutre del miedo, el descontento y la frustración.
Y es que ninguna ideología se define más por sus odios que el fascismo: odian a otras naciones, el comunismo, el liberalismo y democracia parlamentaria, el individualismo, el anarquismo, el pacifismo, el capitalismo, el cosmopolitismo y aquello considerado foráneo, la globalización, los intelectuales, los desviados de la sexualidad y el género clásicos, y un largo etcétera. Ya he comentado al principio la problemática de definir qué es el fascismo. Lo que es importante que tengas presente es que no vale tomar individualmente ideas o métodos para definir a una organización o a una persona como fascista porque hay muchas ideas y acciones que no son exclusivas del fascismo.
Lo fundamental es la visión de conjunto, el examen de la suma de ideas y metodologías es lo que permitirá determinar si es correcto el calificativo de fascista o no. Si tuviera que escoger qué elementos son imprescindibles para definir un movimiento o una persona como fascista es el antiliberalismo, el anticomunismo, el nacionalismo con un discurso victimista y revitalizador, y el ver la retórica y acciones violentas como herramientas legítimas en política. Por supuesto, esto son solo mis conclusiones al haber investigado un poco la cuestión y puedes disentir en los comentarios, porque ni siquiera hay consenso académico en definir al fascismo.
Outro
Pese a todo, espero que este episodio haya servido para ver algunas características fundamentales del fascismo y por qué es una ideología más difícil de definir que otras. Si te ha gustado, por favor dale a me gusta y suscríbete al programa de YouTube y dos pódcasts La Historia de España – Memorias Hispánicas, y puedes apoyar mi divulgación con membresías de YouTube o Spotify, con una donación en la página web, o en Patreon, como ha hecho Joaquín con el rango de Capitán. Muchas gracias, Joaquín, y los demás tenéis numerosos enlaces relevantes en la descripción del episodio. ¡Gracias por escucharme y hasta la próxima!
Fuentes
Eco, Umberto. «Ur-fascism.» The New York review of books 22 (1995): 12-15.
Griffin, Roger, y Matthew Feldman, editores. Fascism: Critical concepts in political science. Routledge, 2003.
Griffin, Roger. Fascismo. Alianza Editorial, 2019.
Paxton, Robert O. Anatomía del fascismo. Capitán Swing Libros, 2019.
Payne, Stanley G. Fascism: Comparison and definition. University of Wisconsin Press, 1980.
Ucelay-Da Cal, Enric, Arnau Gonzàlez i Vilalta, y Xosé M. Núñez Seixas, editores. El catalanisme davant del feixisme (1918-2018). Editorial Gregal, 2018.
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