Este es el episodio 38 llamado Wifredo el Velloso y el origen de Cataluña y en este episodio aprenderás:

¿Cuándo nace Cataluña?


Principado de Cataluña en 1608, por Abraham Ortelius
Principado de Cataluña en 1608, por Abraham Ortelius

Los condados que terminaron independizados de facto al sur de los Pirineos no tenían un nombre ni una consciencia de unidad en el siglo X. Los cronistas francos hablaban de sus gentes como godos o hispanos en contraste con los francos y hacían referencia a Hispania sin darle un nombre específico al conjunto de condados carolingios, o incluso solo hablaban de fronteras de Spania limitándose el término Spania a las zonas de dominio musulmán. Otras denominaciones incluyen Gotia para el conjunto de condados en territorios de ambas vertientes de los Pirineos que formaron parte del Reino visigodo de Toledo, también se hablaba de Marca Hispánica, pero a finales del siglo IX no tiene sentido ya hablar de Marca Hispánica al desaparecer el Imperio carolingio. Desde la perspectiva árabe la Cataluña oriental era parte del conjunto de tierras de los francos, Ifranja, y esta misma perspectiva impregnó escritos castellanos tan tarde como hasta mediados del siglo XIII.

La vacilación en la forma de denominar el conjunto de los condados hasta la Baja Edad Media se debe a que era una realidad territorial y administrativa sin precedentes y porque no existía aún ningún tipo de unidad ni de consciencia territorial común definida, por lo que se hablaba individualmente de cada condado. Nosotros tenemos el mismo problema que sus contemporáneos en no tener un nombre para designar los condados a partir de la época de Wifredo el Velloso o Suniario de Ampurias, por eso algunos historiadores hablan de Pre-Cataluña y es que lo siento pero si creíste por el título del episodio que Wifredo el Velloso fue el fundador de Cataluña caíste en el clickbait. Yo por convencionalismo y para hacerlo fácil de entender me referiré a los condados en su conjunto como condados catalanes a partir de este episodio, pero hay que remarcar eso, que es anacrónico sobre todo para antes del siglo XI porque aún la idea de Cataluña no existía.

¿Cómo surgió el concepto de Cataluña? Pues a partir de que los condes de Barcelona empezando por Ramón Berenguer I ejercieran una hegemonía sobre el resto de condados que antes no habían tenido y a partir de la unión de la casa de Barcelona con la casa real de Aragón. Debido a eso se exaltó la memoria familiar de la línea barcelonesa descendiente de Wifredo el Velloso y se creó una historia catalana Barcelona-céntrica por decirlo así que no refleja la realidad de la Alta Edad Media. A mediados del siglo XI un monje benedictino de la abadía de Fleury percibía ya un cierto despunte de Barcelona, porque habla de un reino de Barcelona sin rey gobernado por unos pocos duques. La primera mención indiscutible de Cataluña procede de principios del siglo XII en un documento de Pisa, aunque también algunos historiadores y filólogos defienden que ya aparecen en algunos documentos de la segunda mitad del siglo XI.

También es destacable que utilizaban la palabra Cataluña y su gentilicio catalán frecuentemente los trovadores occitanos a partir del siglo XII, y quizás se percibe que hablaban más de Cataluña como unidad geográfica desde fuera que desde los propios condados. En cualquier caso, en el siglo XII Cataluña era un concepto geográfico aún algo ambiguo que abarcaba los dominios del conde de Barcelona y los condes vasallos de Urgel, Ampurias y Pallars Sobirà, pero no existía aún como entidad política, y es que a la pregunta de cuándo nace Cataluña, igual que cuando se pregunta lo mismo por España, no se puede dar una respuesta categórica porque estamos hablando de procesos de varios siglos, no de un hecho con fecha concreta. Cuando el conde de Barcelona se convirtió también en rey de Aragón, las menciones a Cataluña empezaron a aumentar significativamente para identificar a los súbditos que no eran de Aragón y también como muestra de la ambición de los monarcas-condes en imponer su autoridad superior en todos los condados catalanes.

El Principado de Cataluña se institucionaliza y adquiere un significado político más concreto en el siglo XIV al formarse las Cortes catalanas y la Generalidad de Cataluña, y a partir de ahí sí se empieza a formar una consciencia territorial, cultural e identitaria común. Sobre la etimología de Cataluña no se ha llegado a un consenso, pero para mi hay dos teorías bastante plausibles. Una afirma que Cataluña deriva de Gotia Launia que significa tierra de los godos. La otra teoría principal y la que a mí personalmente más me convence es la que sugiere que la palabra Cataluña deriva de castlà, término utilizado para referirse a los señores de los castillos, a los castellanos, por lo que según esta teoría Cataluña significaría tierra de castillos. Esto significaría que Cataluña y Castilla son términos de origen homólogo al ser sociedades de frontera con el islam, aunque fueron términos que aparecieron de forma independiente el uno del otro.

El fin del Imperio carolingio

Tratado de Verdún del 843, con el reparto del Imperio entre los tres hijos de Luís
Tratado de Verdún del 843, con el reparto del Imperio entre los tres hijos de Luís el Piadoso.

Dejamos la narrativa del Imperio carolingio y la Marca Hispánica en torno al año 850 en el episodio 31 El génesis del Reino de Pamplona, después del tratado de Verdún del 843 en que se repartió el Imperio carolingio entre los hijos de Luis el Piadoso, con el mayor Lotario recibiendo el título imperial y quedándose con los territorios desde Países Bajos y Bélgica hasta el norte de Italia, Luis el Germánico quedándose con Francia Oriental o básicamente Alemania, y Carlos el Calvo quedándose con Francia Occidental o la futura Francia. Ya expliqué que el Imperio carolingio no terminó con el tratado de Verdún como muchas veces se repite porque los reyes carolingios del resto de la centuria y sus grandes magnates siempre tenían ambiciones políticas e intereses económicos más allá de sus reinos, de ahí que el título de emperador ganase importancia porque titularse emperador daba legitimidad como superior al resto de reyes de la familia carolingia.

Sin embargo, estos horizontes políticos amplios y la idea imperial terminaron a finales del siglo IX y es lo que tenemos que ver de manera resumida ahora para entender lo que pasó en la Marca Hispánica. La armonía entre los reyes carolingios se mantenía mediante reuniones frecuentes para discutir problemas compartidos y resolver conflictos, pero la retórica de amor fraternal no evitaba conflictos. Aunque la competencia entre reyes carolingios por el poder era vista como una transferencia y nuevo balance de poder dentro del sistema imperial carolingio y no para destruirlo, lo cierto es que eso minaba a los carolingios porque los aristócratas podían buscar fidelidad en un rey u otro y también daba incentivos para que se fuera abandonando el modelo de propiedad muy dispersa y que los reyes mirasen de ganarse la fidelidad de aristócratas con donaciones de propiedades más concentradas.

Esto era un paso en la dirección del feudalismo, la típica imagen que tenemos de un señor dominando él solo un territorio de mayor o menor amplitud, aunque aún durante los siglos IX y X no existían territorios firmemente dominados por un linaje y no se empezó a convertir en una realidad hasta el siglo XI. Un síntoma de debilidad ya lo vemos en una asamblea de Carlos el Calvo en el 843, en un momento crítico de inicios de su reinado, cuando aceptó que sus súbditos lo orientasen si creía que actuaba erróneamente y prometió regir sus actuaciones por la justicia. Esta imagen de debilidad parecía comprometer al rey a no privar de sus honores a nadie siempre que mantuviese su fidelidad, y esto suponía ceder un poder que antes era absoluto y una decisión que antes era discrecional del monarca.

Más relevante para nuestra historia fue el capitular de Quierzy del 877, donde el rey de Francia Occidental Carlos el Calvo se vio obligado a disponer que si un conde moría durante la campaña podía ser sustituido en el cargo por su hijo. Esto estaba pensado como una medida transitoria, temporal, en un contexto de una guerra específica en apoyo a los estados papales contra los invasores musulmanes, pero se convirtió en la norma y fue el reconocimiento de la tendencia patrimonializadora o privatizadora de las concesiones regias, lo que permitió que se pasase de condes nombrados por el rey a condes hereditarios. Pero posiblemente el factor que más contribuyó a la desaparición del Imperio carolingio fue que entre el 875 y el 884 ni más ni menos que ocho reyes carolingios murieron y solo quedó un hombre adulto de la dinastía disponible, Carlos III el Gordo.

El impacto de estas muertes es difícil de subestimar y se sintió mucho más allá de la propia familia gobernante, ya que cualquier sucesión real creaba tensiones entre los aristócratas y suponía una oportunidad para reposicionar sus lealtades. En el 877 murió Carlos el Calvo y su hijo Luis II el Tartamudo murió a los dos años dejando tres hijos menores de edad, que para el 884 ya habían muerto y por eso el rey de Francia Oriental Carlos el Gordo reunificó el Imperio carolingio bajo un solo monarca por primera vez desde el 840. Carlos III no visitó gran parte de su imperio, y eso fue un problema grave en un mundo en que todo dependía del patronazgo personal y de ver y ser visto, sobre todo cuando los aristócratas de cada reino ya se habían acostumbrado a tener un rey y una corte cerca.

Carlos el Gordo no tardó en enfermar y en noviembre del 887 fue depuesto por un hijo ilegítimo carolingio llamado Arnulfo de Carintia. A la muerte de Carlos el Gordo en enero del 888 se produjo una crisis de legitimidad dinástica sin precedentes por la falta de herederos, el hecho de que Arnulfo era un bastardo, y encima en un momento de debilidad por ataques externos en múltiples frentes. El vacío de poder debía ser llenado y por eso en los dominios del centro del Imperio los magnates eligieron a un aristócrata con buen prestigio militar llamado Eudes, conde de París e hijo del magnate Roberto el Fuerte, padre e hijo destacaron por sus éxitos en la defensa de Francia frente a los vikingos y esa era la prioridad en esos momentos. En otros rincones aparecieron otros pretendientes no carolingios que se proclamaron reyes, y de este modo desapareció el Imperio carolingio.

Fragmentación del Imperio carolingio en el 898 con reyes y emperadores
Fragmentación del Imperio carolingio en el 898 con reyes y emperadores.

A la muerte de Eudes en el 898, el hijo póstumo de Luis II el Tartamudo, Carlos el Simple, devolvió Francia Occidental a los carolingios y continuaron gobernando durante un siglo, pero la década sin un rey carolingio demostró que la dinastía de Carlomagno ya no gozaba de la legitimidad, poder y fidelidades de antaño. En el 911 Carlos el Simple hasta acordó con un jefe vikingo el establecimiento de sus hombres al norte de Francia a cambio de proteger sus costas frente a otros invasores vikingos, jurar lealtad formal y convertirse a la fe católica, y de este acuerdo surgió el ducado de Normandía. La autoridad de Carlos el Simple realmente se limitaba entre el noreste de la actual Francia y noroeste de Alemania, e incluso ahí tenía competidores por ser las tierras nucleares del Imperio carolingio como la dinastía robertina y los propios normandos que había asentado en Francia.

El Reino de Francia Occidental se convirtió en un conjunto de ducados y condados ligados solo nominalmente al rey. En el 911 la rama oriental o alemana de la dinastía carolingia desapareció por falta de herederos, por eso los magnates eligieron a un no carolingio por primera vez para el trono, sin demandar ningún carolingio de Francia Occidental, y para el 919 ni siquiera eligieron a un noble franco. El Imperio carolingio está claro que había desaparecido y muchos no necesitaban que volviese. En el Reino de Italia ocurrió algo similar, con varios linajes como los duques de Spoleto y los marqueses de Friul peleando por el control de los dominios italianos carolingios, y en Borgoña y Provenza también se independizaron con antiguos aristócratas elevándose a reyes. Se terminó el mundo carolingio para dar paso a un mundo poscarolingio fragmentado políticamente y que permaneció inestable y con reyes que no sabían dónde buscar su legitimidad, y esto se resolvió buscando la legitimidad en la Santa Sede y el Sacro Imperio.

Los últimos condes nombrados de la Marca Hispánica

En el contexto de un Imperio carolingio convulso, la Marca Hispánica también se vio afectada por la agitación política general. Dejamos la narrativa de la Marca Hispánica en la supresión de la revuelta de Guillermo, hijo del marqués Bernardo de Septimania, que causó muchos estragos en la actual Cataluña oriental y terminó con varios condes muertos con ayuda de tropas andalusíes mandadas por el emir Abd al-Rahman II. Entre los condes fallecidos estaba el poderoso Sunifredo, padre de Wifredo el Velloso y marqués por la cantidad de condados que acumuló, y en Urgel-Cerdaña, en el Pirineo catalán, fue sustituido por Salomón, un personaje que por documentos que se conservan se sabe que revocó algunas decisiones de su predecesor y luego su figura fue presentada por los cronistas como un villano contra el linaje de Wifredo.

El rey Carlos el Calvo había conseguido poner bajo su control Aquitania, suprimido la revuelta de Guillermo de Septimania y firmado la paz con los omeyas, pero las victorias del 852 resultaron ser efímeras. Carlos el Calvo se enfrentó a numerosos y recurrentes desafíos a su autoridad: las rebeliones bretonas, los ataques vikingos y las revueltas de la nobleza y luchas con otros reyes carolingios. Ya comenté también una expedición de Musa ibn Musa, señor de la Marca Superior, que en el 856 ocupó y saqueó la fortaleza de Tarrasa al norte de Barcelona. El conde Odalrico de Barcelona, Ampurias, Narbona y Rosellón fue destituido en el 858, más que por su fracaso en defender la frontera seguramente su destitución tuvo que ver con la participación de su hermano en la invasión de Luis el Germánico sobre Francia Occidental, lo que por asociación hacía dudar de la lealtad de Odalrico.

El rey de Francia Occidental nombró al franco Hunifredo para gobernar la mayoría de condados de Gotia, y Hunifredo se mostró leal luchando contra los vikingos y las tropas de Luis el Germánico. Pero en el 861 un ejército andalusí asedió Barcelona y arrasó varios barrios extramuros, y esto coincidió con un intento de Carlos el Calvo de arrebatar a un sobrino suyo Borgoña y Provenza que había heredado de su padre Lotario, emperador y rey de la Francia Media. En este conflicto Hunifredo de Gotia se puso del lado del sobrino, y en el 863 se sumó a la rebelión el subreino de Aquitania que estaba gobernado por un hijo del rey franco. En el año 862 leales a Carlos el Calvo lograron ocupar los condados de Ampurias y Gerona, por lo que los hermanos Suniario II y Delá gobernaron Ampurias y un tal Otger gobernó Gerona, pero Hunifredo de Gotia retuvo el control sobre Barcelona, los condados de Septimania, y ocupó Tolosa matando al conde leal al rey.

Wifredo el Velloso interpretado por David Segú en la docuserie Comtes (2017)
Wifredo el Velloso interpretado por David Segú en la docuserie Comtes (2017).

Sin embargo, sus aliados fueron siendo derrotados uno a uno, y él sabía que si seguía resistiendo correría la misma suerte, por eso lo dejó todo y huyó a Italia en el 864, desapareciendo del rastro histórico. Un noble franco llamado Bernardo de Gotia recibió el condado de Barcelona y la mayoría de condados de Septimania. Hacia el 870 murieron Otger de Gerona y Salomón de Urgel-Cerdaña, los honores del primero los recibió Bernardo de Gotia mientras que Urgel-Cerdaña fueron a parar a manos de Wifredo el Velloso y su hermano Miró el Viejo recibió Conflent, al oeste del Rosellón. Bernardo había acumulado muchos cargos como su antecesor Hunifredo, y terminó por rebelarse entre el final del reinado de Carlos el Calvo y la coronación de Luis II el Tartamudo junto a otros grandes magnates del reino.

El problema para Bernardo es que otros hicieron las paces con el nuevo rey mientras él permaneció en la desobediencia, por lo que perdió sus cargos y sus condados fueron repartidos entre fieles carolingios bien arraigados en la Marca Hispánica y cuyas familias habían demostrado una lealtad inquebrantable a lo largo de varias generaciones. En el concilio de Troyes del 878, bajo las órdenes del rey Luis II el Tartamudo, Wifredo el Velloso de Urgel-Cerdaña recibió los condados de Barcelona y Osona, su hermano Miró sumó el Rosellón a Conflent, ambos condados al lado norte de los Pirineos, y Delá y Suniario II de Ampurias recibieron el condado de Gerona. Estos fueron los últimos condes de la Marca Hispánica nombrados por un rey franco.

Delá de Gerona y Suniario II de Ampurias

Vale la pena profundizar en las figuras de Suniario II de Ampurias y su hermano Delá, porque no eran menos importantes que Wifredo en su día y se han perpetuado en el tiempo algunos errores historiográficos que hay que corregir. Lo más importante es que no existe ningún documento que nos haga pensar que Wifredo el Velloso fue jamás conde de Gerona, y si se va repitiendo este mito historiográfico hasta en Wikipedia es porque un historiador muy respetado como Ramón d’Abadal le atribuyó también el condado de Gerona para explicar que en un momento dado su hijo primogénito Wifredo Borrell gobernase este condado. Pero no hay que caer jamás en las falacias de autoridad y hay que ir a las fuentes primarias, y las fuentes primarias son claras en que desde el 878 el conde de Gerona era Delá, el hermano de Suniario II de Ampurias, de hecho los documentos de la época sugieren que ambos compartían gobierno en los dos condados pero sí parece que Delá se encargaba más de los asuntos gerundenses y Suniario de los emporitanos.

Noreste peninsular. Marca Superior y Marca Hispánica, año 878. Elaboración propia.
Noreste peninsular. Marca Superior y Marca Hispánica, año 878. Elaboración propia.

Historiadores como Salrach han intentado hacer malabarismos para explicar que se hable del conde Delá en Gerona, planteando la hipótesis de que Suniario y Delá ocuparon militarmente el condado de Gerona o que Delá actuó como vizconde de Wifredo, pero todos estos planteamientos son forzados y sin ninguna base documental, y es que cuesta ir contra la imagen magnificada de Wifredo el Velloso y también contra mitos historiográficos muy asentados. De la documentación del conde Delá me parece muy interesante un documento que habla de que el conde compró unas propiedades a unos judíos del territorio de Besalú y tras esto Delá estableció a los judíos en la ciudad de Gerona, una noticia más de la poca estudiada presencia judía en territorios cristianos peninsulares de la Alta Edad Media.

El rastro de Delá se pierde en el 893, y lo sucedió en Gerona un conde llamado Gausfredo, que como además es un nombre que en la casa de Ampurias se va repitiendo pues se asume que era algún tipo de pariente de Delá y Suniario. Solo se conocen dos documentos de Gausfredo de Gerona, ambos del 898, pero se perdieron con la guerra civil española, en todo caso en el 908 ya aparece el conde Wifredo II Borrell asistiendo a la ceremonia de recibimiento del nuevo obispo de Gerona. Es difícil establecer por qué pasó el condado de Gerona de la casa de Ampurias a la de Barcelona, pudo tener que ver quizás con un acuerdo que permitió que en el 896, a la muerte de Miró el Viejo y sin intervención de un rey, Suniario II heredase la parte costera del Rosellón mientras que Wifredo heredó de su hermano el Conflent y las comarcas interiores del Rosellón, que luego pasaron a manos de su hijo Miró II de Cerdaña.

Como expliqué en el episodio anterior, el episodio 37 El reinado de Alfonso III de Asturias, lo mismo que ocurría en el Reino de Asturias donde era más importante la dignidad condal que el territorio flexible y cambiante que gobernaba el conde pues ocurría en los condados catalanes. Por esa herencia repartida y la reconciliación con el arzobispado de Narbona por un conflicto que veremos luego, la casa de Ampurias pudo renunciar al condado de Gerona a la muerte de Gausfredo, aunque todo este acuerdo es pura especulación, realmente no podemos saber los motivos reales. Sobre Suniario II y el condado de Ampurias, la capital era San Martín de Ampurias, población heredera de la Emporion griega y romana pero ya muy decadente, que si fue sede condal más que nada era porque conservaba unas mínimas estructuras urbanas y había sido sede episcopal goda. El condado de Ampurias llevaba desde la década del 860 gobernada por los hermanos Suniario y Delá, y el acontecimiento político más importante durante este período fue una audaz expedición por mar hacia al-Ándalus. En el 889 los emporitanos y probablemente también los gerundenses prepararon quince barcos para una expedición contra los desprotegidos dominios musulmanes y llegaron hasta Pechina, la ciudad marinera de Almería gobernada como república de mercaderes durante la fitna del Emirato de Córdoba, en un momento en que los de Pechina se tenían que defender también de ataques de clanes árabes de la provincia de Granada. Los emporitanos quemaron barcos de los andalusíes de Pechina y mataron e hicieron cautivos entre su población, por la noche llegaron a Pechina marineros de toda la provincia de Almería, pero los cristianos los espantaron y la república de Pechina prefirió conseguir una tregua, pagar el rescate de cautivos y firmar un tratado comercial.

La independencia de los condados de Ribagorza y Pallars

Si ya en la década del 820 el condado de Aragón abandonó la órbita carolingia por la órbita pamplonesa de Iñigo Arista, hicieron algo similar pero directamente sin entrar en ninguna otra órbita de influencia los condados de Ribagorza y Pallars, situados al este del condado de Aragón y al oeste del de Urgel. Esta región consistía en una serie de pequeños valles que descendían de los Pirineos, Ribagorza y Pallars se caracterizaban por tener poca población, centrar su actividad económica en el cultivo de cereales, viñas y la explotación ganadera mediante el pastoreo, y poseer pequeños castillos que servían de refugio para protegerse de razias musulmanas, una situación muy similar a la del condado de Aragón.

Condados carolingios de la Marca Hispánica, por Cullen J. Chandler
Condados carolingios de la Marca Hispánica, por Cullen J. Chandler.

En un principio estos valles eran administrados directamente por los condes francos de Tolosa, pero el control carolingio de este espacio siempre fue muy débil y se centraba en asegurar las comunicaciones por los pasos de montaña con la colaboración de las élites locales y una red de monasterios benedictinos de fundación franca, como comenté en el episodio 28 La época de Carlomagno. Parte 1. Sin embargo, todo cambió cuando un hijo de Bernardo de Septimania mató al conde de Tolosa y usurpó este condado en el 872. Las élites locales de Ribagorza y Pallars estaban ligadas por lazos de fidelidad al anterior conde de Tolosa y con su muerte no decidieron renovar sus lazos y quedaron independizados con un conde llamado Ramón al frente.

En un momento en que ya no podía contar con los condes de Tolosa y el rey franco para defender sus fronteras, Ramón de Ribagorza y Pallars buscó alianzas y matrimonios con los poderes vecinos para estabilizar y proteger sus dominios. Su hermana Dadildis se casó con el regente de Pamplona García Jiménez, de este matrimonió nació Sancho Garcés de la dinastía Jimena y sabemos que su tío Ramón lo ayudó a dar un golpe de estado para hacerse rey de Pamplona en el 905 en sustitución de la dinastía de los Arista. Unos años más tarde uno de sus hijos que luego heredaría Ribagorza se casó con la hija del conde de Aragón, como parte de estas operaciones de estrechar lazos con Pamplona y Aragón, y también mediante conquista y por este matrimonio consiguió hacerse con el Sobrarbe, la región que está entre Ribagorza y el condado de Aragón.

Aparte de con gobernadores cristianos, el conde Ramón buscó mantener la paz con los gobernadores musulmanes de la Marca Superior. El cronista Ibn Hayyan recoge la noticia de que en el 884 el nieto de Musa ibn Musa Muhammad ibn Lubb estaba enemistado con el emir, se alió con el conde Ramón y, aunque terminó entregando Zaragoza a cambio de una compensación, en estas negociaciones entre el Banu Qasi y el háyib del emir intercedió Ramón de Ribagorza y Pallars. Con otros muladíes Ramón no tuvo tanta suerte, porque tanto el señor de Lérida Lubb ibn Muhammad como el señor de Huesca Muhammad al-Tawil saquearon con éxito sus condados en el 904, 908 y 910, haciendo algunos cautivos para vender como esclavos y ocupando también algunos de sus territorios.

A su muerte entre el 920 y 923, Ramón dividió la propiedad de los condados de Ribagorza y Pallars en dos entre sus cuatro hijos, y estos dos condados permanecieron independientes y separados el uno del otro desde entonces. ¿Y cómo se caracterizaba el poder de sus condes? Pues el poder de la dinastía condal de Ribagorza y Pallars se definía por ser externamente fuerte y capaz de movilizar las fuerzas humanas de sus dominios frente a los ejércitos islámicos, pero internamente los condes dependían de las élites locales y comunidades de sus condados y no eran capaces de recaudar rentas abundantes. Sus funciones públicas se limitaban a la defensa del territorio mediante el liderazgo militar, la protección de las instituciones y patrimonios eclesiásticos, y el ejercicio de la justicia a partir del Liber Iudiciorum godo.

Las bases patrimoniales de los condes de Ribagorza y Pallars en la Alta Edad Media eran los bienes obtenidos de confiscaciones y conquistas, el control sobre las tierras comunales, y sus tierras privadas y aldeas en posesión de donde podían cobrar rentas en especie y servicios de trabajo. Lo que define la Ribagorza y Pallars altomedievales es similar a lo que ya vimos con los condados de Castilla y Álava en el episodio anterior, una realidad muy local y unos dominios con unas élites laicas y eclesiásticas débiles frente a unas comunidades campesinas más autónomas de lo que serán más adelante al desarrollarse el feudalismo.

El conflicto eclesiástico de Esclua

Desde que los conquistadores musulmanes acabaron con la sede metropolitana de Tarragona, los obispados de la Marca Hispánica dependían del arzobispo de Narbona, y no todos estaban contentos con esta situación, en especial las élites políticas que deseaban ganar un mayor control sobre los obispados. Un clérigo de Cerdaña llamado Esclua aprovechó la ausencia del arzobispo de Narbona y la enfermedad del obispo de Urgel para conseguir que dos obispos lo consagrasen como obispo de Urgel. Esclua se erigió como arzobispo, reclamando el antiguo poder del arzobispado de Tarragona, y contaba con el apoyo político de los condes Suniario II y Delá de Ampurias y Gerona y de Ramón de Ribagorza y Pallars. Esclua prometió a Suniario restaurar la sede episcopal de Ampurias y para Ramón creó la diócesis de Pallars en el 888, que al cabo de unos años llegó a liderar uno de sus hijos.

En cierto modo, esto se asemeja a la forma en que Alfonso II de Asturias desafió la primacía de la sede episcopal de Toledo, entonces bajo el emirato de Córdoba, y es que la independencia de las autoridades eclesiásticas en unos dominios era tan importante como la independencia política de un reino o condado, porque desde la Antigüedad tardía un obispo ejercía en la práctica de funcionario, hasta el punto de legislar y ejercer de jueces y alcaldes, y si tu condado formaba parte de una diócesis que no controlabas tenías un problema. Los obispos de Barcelona y Osona colaboraron con Esclua en el nombramiento de un nuevo obispo de Gerona puesto a dedo por los condes Suniario y Delá de Ampurias y Gerona, en contra de un obispo nombrado desde Narbona. Wifredo el Velloso parecía impasible al principio con esta situación, pero se vio obligado a actuar en contra de Esclua porque mantenía una buena relación con el arzobispo de Narbona y el nuevo obispado de Pallars recortaba la jurisdicción del obispado de Urgel que estaba bajo su dominio.

Los primos de Wifredo Suniario y Delá acudieron junto al obispo intruso de Gerona a la corte del rey Eudes de la dinastía robertina para confirmar propiedades suyas y reconocerlo como rey, a diferencia de Wifredo que no hizo semejante gesto, de manera que es imposible desvincular los movimientos políticos con los eclesiásticos. El conflicto episcopal se resolvió en un concilio del 890 que condenaba el cisma, Esclua y el obispo intruso de Gerona terminaron destituidos y excomulgados y también el conde Suniario terminó excomulgado, aunque años después se reconcilió con el arzobispado de Narbona. Los obispos de Barcelona y Osona fueron perdonados por su rebeldía, aunque el de Osona tuvo que pagar durante varios años un tributo a Narbona como castigo, mientras que el obispado de Pallars siguió existiendo hasta el 949, momento en que fue reintegrada en la diócesis de Urgel.

Actuaciones de condes y obispos de Ribagorza, siglos X-XI, por Guillermo Tomás Faci
Actuaciones de condes y obispos de Ribagorza, siglos X-XI, por Guillermo Tomás Faci.

Eso sí, en el 956 se estableció el obispado de Ribagorza, luego conocido como obispado de Roda por ser su sede Roda de Isábena, fue un obispado limitado al condado de Ribagorza y no al de Pallars que ya estaba separado políticamente y su función básicamente era simbólica y legitimadora de sus condes para evitar someterse y enviar su dinero a la diócesis de Urgel, mientras que las comunidades rurales, notables locales y monasterios eran los verdaderos impulsores de la construcción de iglesias y la vida religiosa del condado de Ribagorza. En todo caso, este motivo político de deseos de independencia política y eclesiástica de los condes de Ribagorza es la razón por la que Roda de Isábena, que hoy en día no tiene ni 50 habitantes, es la localidad más pequeña de España con una catedral, la bonita catedral románica de San Vicente.

Wifredo el Velloso, entre el mito y la historia

La figura de Wifredo el Velloso ha sido durante siglos mitificada con nuevas leyendas que hacen difícil saber qué es real y qué es ficción. Que si fue un gran líder militar, un godo leal a la dinastía carolingia, el creador de la señera, o ni más ni menos que el fundador de Cataluña. Veremos todas estas cuestiones en esta sección, pero empecemos por el primer documento mitificador del conde Wifredo, la crónica del siglo XII Gesta comitum barchinonensium. La Gesta no es la historia de un territorio, es la historia de un linaje, concretamente de la rama barcelonesa descendiente de Wifredo el Velloso, y es que el objetivo era ensalzar una dinastía y demostrar la soberanía hereditaria de este linaje sobre los dominios catalanes en su conjunto, con sus pretensiones hegemónicas sobre toda Cataluña como he comentado en la primera sección de este episodio.

Los orígenes de la casa de Barcelona adquieren un carácter legendario en esta crónica, y es que según la leyenda el padre de Wifredo fue asesinado por el conde Salomón de Urgel-Cerdaña, al que erróneamente se la atribuía el condado de Barcelona y se decía que era un franco odiado por sus súbditos hispanogodos. Al morir su padre, el conde de Flandes, sí, Flandes Países Bajos, es decir nos vamos muy lejos de Cataluña, este conde crió al huérfano pero Wifredo terminó dejando preñada a la hija de su protector. Debido a esto el conde de Flandes habría obligado a Wifredo a jurar que vengaría el asesinato de su padre y se convertiría en conde de Barcelona para poder casarse con su hija.  De este modo Wifredo el Velloso se rebeló y asesinó a Salomón, cumpliendo su promesa y venganza.

La realidad es que Wifredo nunca se rebeló, ni su padre fue asesinado por el conde Salomón. El verdadero padre de Wifredo fue Sunifredo, marqués de Gotia y conde de la mayoría de sus condados en la década del 840, mientras que su abuelo sí ha sido discutido, con unos proponiendo que fue el conde Bellón de Carcasona y otros sugiriendo que Bellón era el suegro de Sunifredo y que su padre fue Borrell, conde en Urgel, Cerdaña y Osona al producirse la conquista carolingia. En todo caso, lo que está claro es que las estrategias matrimoniales que seguían los condes de Gotia era la de casarse entre parientes o entre otros aristócratas del mismo rango para ampliar su radio de actuación o bien reforzar su autoridad local, por eso era común encontrar condes con propiedades desde Narbona y el Rosellón hasta Barcelona.

Origen del escudo del condado de Barcelona (1844), por Claudio Lorenzale, siguiendo la leyenda de las cuatro barras
Origen del escudo del condado de Barcelona (1844), por Claudio Lorenzale, siguiendo la leyenda de las cuatro barras.

A nivel de memoria popular catalanista, el mito más importante atribuido a Wifredo el Velloso es el origen de la señera y el ser padre de la patria catalana. Según dice la leyenda de las cuatro barras, Wifredo defendió heroica y hábilmente la frontera de atacantes musulmanes, pero resultó gravemente herido. Llegó tarde un indeterminado rey franco y este impregnó su mano con la sangre del pecho de Wifredo y en un escudo dorado dejó la huella de cuatro dedos ensangrentados de arriba abajo. Admirando las acciones de Wifredo, les otorgó a sus herederos Cataluña en perpetuidad y así consiguieron la independencia. A diferencia de otras banderas y escudos de armas, se desconoce el origen de la señera y la primera vez que la vemos es en el siglo XIII, ya cuando existía la Corona de Aragón, por eso Cataluña y los reinos peninsulares que formaron parte de la Corona de Aragón comparten banderas.

A través de la ficción se estableció el nexo entre un conde del siglo IX y la simbología catalana, y vale la pena destacar que esta leyenda es una invención muy tardía, se encuentra de manera escrita a partir del siglo XVI, y guarda similitudes con el relato popular de cómo Fernando III de Castilla creó el escudo de la casa de Córdoba tras conquistar la ciudad. Relacionado con este período, la historiografía catalana tradicional explicaba los nombramientos de condes y las revueltas de Gotia como un conflicto identitario y étnico entre francos extranjeros y godos locales, precursores de los franceses y catalanes respectivamente. Este enfoque permitía hacer casi predestinada la independencia de los condados catalanes, pero no se sostiene esta teoría, y además vale la pena remarcar que con los matrimonios entre aristócratas de distintas regiones ser franco se volvió menos una etiqueta étnica y más un marcador de elevado estatus social, un poco como ya vimos en el episodio extra 6 Identidad goda y su evolución.

Es cierto que el linaje de Wifredo el Velloso había demostrado una lealtad inquebrantable hacia los carolingios y ese fue el motivo por el que su familia acumuló honores en la Marca Hispánica tras la experiencia de Hunifredo o Bernardo de Gotia, ¿pero eran leales simplemente porque eran mejores personas? No, esa no es una buena explicación. Los grandes magnates francos de mayor rango y con propiedades dispersas y relaciones de parentesco por todo el Imperio carolingio tenían la tendencia a rebelarse y cambiar más fácilmente sus lealtades porque si se rebelaban y en un sitio les iba mal siempre podían buscar protección en otro reino carolingio manteniendo su estatus precisamente porque poseían tierras por todos lados.

Esta posibilidad no existía para los aristócratas de menor rango y de mayor arraigo local como era el caso del linaje de Wifredo el Velloso, de manera que jugaban la baza de la lealtad al rey carolingio por puro oportunismo político y porque no les quedaba otra, ya que si se rebelaban y les salía mal todas sus propiedades terminarían confiscadas y lo perderían todo. Irónicamente, los condes que se mostraron teóricamente leales a los carolingios fueron los que tuvieron más éxito en erigir sus propias dinastías. ¿Significa eso que Wifredo es el padre fundador de Cataluña como dice la mitología nacionalista catalana? Por supuesto que no, ya he comentado al principio del episodio que el concepto de Cataluña nace siglos después, para empezar Wifredo no gobernó sobre todo lo que serán los condados catalanes y tampoco es que hiciera ninguna declaración de independencia ni tampoco sus hijos.

Pero si convierten posteriormente a un personaje histórico en un héroe nacional es porque algo relevante hizo realmente aunque sea solo en retrospectiva, en esto coinciden figuras como don Pelayo de Asturias, El Cid, Fernán González de Castilla, o el propio Wifredo. Wifredo el Velloso es importante porque estableció una longeva dinastía con herederos directos por línea masculina desde el siglo IX hasta el siglo XV, la casa de Barcelona que gobernó la capital de Cataluña y más tarde la Corona de Aragón. Su mayor legado sin embargo se produjo cuando murió, porque fue el primer conde de Barcelona que dejó la autoridad condal a sus hijos sin la intervención de un rey franco, y el paso de unos condes funcionarios elegidos y destituidos según los deseos de un rey a condes propietarios del territorio que gobernaban fue un acto de soberanía del conjunto de la Marca Hispánica, la futura Cataluña.

Los hechos del gobierno de Wifredo el Velloso

Wifredo empezó a gobernar Urgel y Cerdaña en el 870 y sumó Barcelona y Osona en el 878 y hasta el Conflent y comarcas interiores del Rosellón en el 896, un año antes de morir. ¿Qué podemos destacar de su etapa de gobierno sobre estos condados? Pues para empezar que convirtió en una empresa familiar de enchufados la esfera política y religiosa de los condados, algo por otra parte que no era excepcional en esta época como hemos visto en el caso de los condados de Ribagorza y Pallars de Ramón. El conde de Barcelona fue patrón del culto religioso y fundó dos monasterios, el de San Juan de las Abadesas y el de Santa María de Ripoll, ambos en la comarca pirenaica del Ripollés y dotados de extensas fincas y privilegios.

Monasterio de Santa María de Ripoll
Monasterio de Santa María de Ripoll (Gerona).

Dejó a su hijo Radulfo a cargo del monasterio de Santa María de Ripoll, más tarde Radulfo se convirtió en abad de Ripoll y obispo de Urgel, e hizo lo mismo con el monasterio de San Juan de las Abadesas que dejó a cargo de su hija Emma, que por ser menor de edad no tomó verdaderamente las riendas hasta la muerte de su padre en el 897. Esta decisión de colocar parientes en posiciones de poder estuvo motivada por querer monopolizar los principales cargos laicos y religiosos de la región y aumentar la riqueza de su familia. La abadesa Emma amplió las propiedades del monasterio incluso extendiendo la autoridad condal en la tierra de nadie catalana y eso le permitió controlar un territorio grande que actuaba prácticamente como un condado en sí mismo, a veces incluso contra los intereses de sus hermanos, fue sin duda una mujer temible y que sabía gestionar muy bien su patrimonio.

Por su fervor religioso estableció un scriptorium para escribir, copiar e iluminar manuscritos, pero el monasterio dirigido por su hermano Radulfo tuvo más éxito a largo plazo porque el monasterio de Santa María de Ripoll se convirtió en el centro de producción cultural más importante de Cataluña durante toda la Edad Media y en uno de los monasterios y scriptoriums de mayor renombre de Europa. Por otro lado, en Cataluña también había una tierra de nadie mucho más pequeña que en el caso de la cuenca del Duero entre la frontera carolingia y andalusí, poblada con gente no controlada por ningún estado, y Wifredo hizo avances en la integración de estas tierras. La prioridad fue restablecer la autoridad condal sobre Osona, en el interior de Cataluña, que recordemos había dejado de estar bajo dominio carolingio desde los destrozos y desestructuración causadas por la revuelta de Aizón del 826.

Le venía bien al conde Wifredo ganar control sobre Osona porque de esta forma podía conectar sus condados pirenaicos con Barcelona, y la creciente anarquía del Emirato de Córdoba era una oportunidad para consolidar y expandir sus posesiones. La ciudad de Vic, la entidad urbana más importante del poco poblado corazón de Cataluña desde la época prerromana, había sido destruida durante la revuelta de Aizón, pero con la iniciativa de Wifredo el Velloso volvió a ganar vitalidad y se restauró la sede episcopal de Osona con la ayuda del arzobispo de Narbona y clérigos de Gerona y Cerdaña. También hubo avances territoriales más lentos en las comarcas del Llusanés y Berguedá, al sur del condado de Urgel, así como en la comarca del Bages, que incluye la ciudad de Manresa y la montaña de Montserrat.

Castillo de Cardona
Castillo de Cardona (Barcelona), convertida en plaza fuerte de los vizcondes y duques de Cardona en épocas posteriores.

La última zona que integró Wifredo y vale la pena destacar es Cardona, población situada en un afluente del río Llobregat en medio de la línea que une Barcelona y la Seo de Urgel, y por su situación estratégica Wifredo el Velloso fortificó Cardona y concedió cartas pueblas con privilegios fiscales y hasta inmunidad para los criminales que habitaran Cardona y sus tierras próximas. Como ocurría con el resto del territorio peninsular, la historiografía de hace unas décadas afirmaba que la tierra de nadie que integró Wifredo el Velloso realmente estaba despoblada y todo lo que venían eran colonos de unos Pirineos supuestamente superpoblados que actuaban como refugio frente a los musulmanes, pero esta tesis está igual de desfasada que para la cuenca del Duero. Como en el caso del Duero, sin duda habría colonos que llegarían junto a la autoridad condal, pero la mayoría de habitantes serían autóctonos que pasaban a estar bajo una administración supralocal.

Los musulmanes no se quedaron de brazos cruzados con la expansión realizada por Wifredo, es cierto que la autoridad emiral estaba muy débil, pero los señores de frontera seguían ahí y se sentían amenazados por la fortificación de plazas fuertes como Cardona, porque además de la clara función militar las fortificaciones eran clave para ejercer un dominio político y económico sobre un territorio. En respuesta, en el 884 Ismail ibn Musa, que acaba de perder la supremacía sobre el clan Banu Qasi pero mantenía el dominio de Monzón y Lérida, decidió fortificar Lérida, lo que por su parte el conde barcelonés interpretó como una provocación y les atacó. Ni los Banu Qasi de Lérida ni Wifredo el Velloso estaban actuando por orden del emir o el rey porque tanto la autoridad omeya como la carolingia estaban ausentes y las iniciativas bélicas venían de los señores de la frontera.

En este enfrentamiento el conde cristiano salió perdedor y unos meses después Ismail ibn Musa construyó la fortaleza de Balaguer como primera línea de defensa de los dominios andalusíes orientales. En el 897 hubo un segundo encuentro entre Wifredo el Velloso y los Banu Qasi unificados y liderados por Lubb ibn Muhammad, esta vez por iniciativa de los muladíes. Lubb ibn Muhammad marchó contra un castillo no se sabe si cercano a Barcelona o si estaba en la comarca del Solsonés cerca de Urgel y Cardona, Wifredo fue a su encuentro y de nuevo demostró que no estaba muy hecho para la guerra, porque no solo fue derrotado sino herido por una lanza, heridas por las que terminó muriendo unos días después en agosto del 897.

La sucesión hereditaria de Wifredo

Wifredo se hizo enterrar en uno de los monasterios más destacados que fundó, el de Santa María de Ripoll, igual que harían otros lejanos descendientes suyos a partir del siglo XI como lugar de memoria familiar. En un momento en que no había ningún monarca carolingio legítimo porque seguía reinando Eudes, Wifredo el Velloso transmitió a sus hijos de manera hereditaria y sin intervención exterior su autoridad condal. Eso significó que autoridad pública y propiedad privada se volvieron inseparables, se pasó de condes agentes del rey a condes propietarios y hereditarios formando dinastías regionales, por eso hablamos de patrimonialización o privatización de los condados.

La historiografía catalana se ha centrado mucho en demostrar la especificidad de los condados catalanes y su deseo de autonomía cuando esto hay que ponerlo en el contexto mayor del Imperio carolingio y los condados al sur de los Pirineos no eran excepcionales en el fenómeno de disgregación del mundo carolingio. No es tanto que los condes buscaran activamente la independencia de sus condados ni se levantaran en armas contra el rey, sino que, a falta de un poder regio capaz de llegar hasta ahí, terminaron teniendo que gobernar de manera autónoma. La fuente de legitimidad para gobernar no cambió de la noche a la mañana y aún muchos buscaban legitimar el ejercicio del poder político y judicial en el nombramiento nominal por parte de los carolingios o de otras dinastías que surgieron en el núcleo del antiguo Imperio carolingio.

Por su parte, el mismo Wifredo ya se legitimaba por la típica fórmula de por la gracia de Dios y defensa de la tierra como comenté en el episodio 24 La Reconquista, Pelayo y Covadonga, y ya en el siglo X empezaron a buscar su legitimidad en el papa de Roma y eso fue el inicio del apogeo de la autoridad del arzobispo de Roma. En el caso de condados como el de Urgel no se tiene constancia de ningún reconocimiento formal de la autoridad franca desde la muerte de Wifredo el Velloso ni por parte de sus condes ni de las autoridades eclesiásticas, como vimos en el episodio extra 15 El condado de Urgel (870-1066), donde exploré la historia de este condado hasta la cruzada de Barbastro y el sometimiento a la hegemonía del condado de Barcelona. También por otra parte vale la pena recordar que los condes catalanes, igual que ocurría en el Reino de León, en la segunda mitad del siglo X con el apogeo del Califato de Córdoba rendían pleitesía y tributo de manera intermitente a los omeyas al mismo tiempo que aún podían hacerlo a los reyes de Francia Occidental o al papado, o sea que se podía reconocer la autoridad superior de varios poderes políticos a la vez.

Noreste peninsular en el 897, tras la sucesión hereditaria del poder condal de Wifredo el Velloso.
Noreste peninsular en el 897, tras la sucesión hereditaria del poder condal de Wifredo el Velloso.

La ruptura definitiva de cualquier reconocimiento formal a los reyes francos se produjo en el 987 en el caso del conde de Barcelona, Gerona y Osona Borrell II, al extinguirse la dinastía carolingia y tomar el control la dinastía capeta, ya que ni Borrell quiso reconocer al rey capeto ni este acudió a la llamada de auxilio militar del conde para proteger sus tierras de las campañas de Almanzor. Volviendo a la sucesión hereditaria de Wifredo el Velloso, su primogénito Wifredo II Borrell heredó Barcelona y Osona y ya hemos visto antes que también se haría con Gerona al cabo de unos años, y como hermano mayor fue tutor del hermano más pequeño, Suniario. Sunifredo II recibió el condado de Urgel, separado a partir de entonces de Cerdaña, mientras que Cerdaña y Conflent junto a las comarcas interiores del Rosellón las heredó Miró II.

A la muerte del rey Eudes de la dinastía robertina en el 898, la dinastía carolingia fue restaurada en el trono de Francia Occidental bajo Carlos el Simple. Entonces el conde Wifredo II Borrell, acompañado de su hermana la abadesa Emma y de otras autoridades eclesiásticas, viajó a la corte del rey Carlos el Simple para obtener preceptos de reconocimiento de propiedades y privilegios, por ejemplo le concedió las tierras fiscales y yermas y el derecho a acuñar moneda en el condado de Osona, una prerrogativa típicamente reservada a un monarca. Con el ello el rey Carlos también reconoció la sucesión hereditaria de los hijos de Wifredo, porque no tenía sentido ir en contra de uno de los pocos leales a la dinastía carolingia y de hecho desde fuera que transmitiera su autoridad a sus hijos fue bien visto por los leales carolingios porque, en un momento de ausencia de un rey carolingio, que su familia se mantuviera en el poder en la Marca Hispánica protegía esos dominios de caer en manos de abiertos opositores a la casa de Carlomagno.

Con su legitimidad reforzada, Wifredo Borrell se intituló marqués y a partir de un concilio de Barcelona celebrado en el 906 empezó a usar el título princeps, que enaltecía su prestigio y en parte también era una demostración de autonomía. A nivel interno Wifredo II Borrell siguió una política continuista de fundar monasterios e incrementar el patrimonio familiar con la adquisición de nuevas tierras, por compraventas y donación y por la incorporación de algunos asentamientos de esa tierra de nadie en torno al río Llobregat. A nivel exterior en verano del 898 ya tuvo que enfrentarse a una pequeña algarada andalusí en Vic de camino a Barcelona, que esta vez fue victoriosa para el sucesor de Wifredo el Velloso y terminó con treinta hombres muertos, incluyendo un cliente omeya oriundo de Tortosa.

El agresivo señor de Huesca Muhammad al-Tawil destruyó la fortaleza de Castellciutat, el núcleo original de la Seo de Urgel, matando algunos hombres y capturando mujeres en el 910. Sin embargo, el conde de Barcelona, Gerona y Osona le paró los pies en el 912 y al año siguiente consiguió matar al molesto Muhammad al-Tawil. Este conde ya no era Wifredo Borrell, que murió sin hijos varones en el 911, sino su hermano menor Suniario que heredó sus condados. Aquí termina la narración de este episodio porque entre el 910 y 912 coincide un relevo generacional en el Reino de Asturias, estos condados y el Emirato de Córdoba donde empezó a gobernar el gran Abd al-Rahman III de Córdoba.

El Veredicto: La escala de grises de la independencia y soberanía

En El Veredicto de hoy toca hablar de un tema muy pertinente como es la escala de grises que existe en la realidad en cuanto a la independencia y soberanía política. Y es que hay que diferenciar la soberanía teórica y los grados reales de autonomía política de un territorio, y creo que siempre es mucho más relevante quién tiene el poder en realidad y qué capacidades y limitaciones tiene en el ejercicio del poder. En el sistema de estados tributarios de China reinos como Corea, Siam, Vietnam o Ryukyu eran independientes, claramente tomaban sus propias decisiones a nivel interior, pero reconocían formalmente la hegemonía china y pagaban tributo. Una situación similar ocurrió en algunos condados de la antigua Marca Hispánica durante parte del siglo X, y también ocurrió lo mismo en relación a la Córdoba de los omeyas por parte del conde de Barcelona y de reyes y condes del Reino de León y Pamplona en la época de hegemonía del Califato de Córdoba.

¿Significa eso que no eran independientes, o que eran parte del Reino de Francia Occidental o del Califato de Córdoba? Yo considero que no, ahora bien, ¿qué grado de soberanía tenían? Pues ahí ya es más discutible, porque al reconocer la hegemonía de otro estado claramente no se establece una relación de igualdad y hay un mayor o menor grado de injerencia exterior. En 2019 el entonces presidente del Banco Central Europeo Mario Draghi trató la cuestión de la soberanía e independencia muy bien en un discurso en relación al Brexit, definiendo la soberanía como la habilidad de controlar los resultados y responder a las necesidades de la gente. ¿Reino Unido es más soberano ahora, o tenía más influencia económica y política internacional antes? O qué hay que Rusia, ¿no era más soberana antes de liarla en Ucrania y comerse un montón de sanciones internacionales? La independencia y soberanía van más allá de lo que un papel pueda expresar. Y con eso, El Veredicto termina.

Avance y outro

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Fuentes

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